La detención ayer en Francia de tres miembros del aparato logístico de ETA, entre éstos su presunto jefe, Zigor Garro Pérez, aparece como la respuesta al robo de 350 armas de fuego en octubre pasado en ese país, cometido por un comando de la organización separatista armada vasca.
Zigor Garro Pérez, alias «Tonino», su compañera sentimental, Marina Bernadó Bonada y Ekain Mendizábal Múgica, fueron detenidos la tarde de ayer en la localidad francesa de Quezac, en la región de Languedoc-Roussillon (sur), a unos 250 km de la frontera con España, en un operativo efectuado por la Subdirección Antiterrorista de la Policía Judicial (SDAT) francesa, en colaboración con policías españoles.
Según los investigadores, estas detenciones llevadas a cabo en ese pequeño pueblo francés de 250 habitantes, estarían relacionadas con el robo de 350 revólveres y pistolas perpetrado el 23 de octubre pasado en una empresa dedicada a la importación de armas en Vauvert, localidad francesa cercana a Nimes por dos hombres y una mujer encapuchados.
«Las detenciones demuestran que el Estado de Derecho funciona (…) y que funciona la colaboración entre España y Francia», afirmó hoy el ministro español de Defensa, José Antonio Alonso, en la primera reacción de un integrante del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La detención de estos tres presuntos miembros de ETA supone el desmantelamiento del aparato logístico de la organización separatista armada vasca, coincidía hoy la prensa española.
Zigor Garro Pérez alias «Tonino», de 36 años, acusado de haber colaborado con el «Comando Donosti», es considerado por la policía española como el jefe del aparato logístico de ETA desde 2004, tras la detención de sus antecesores, según la agencia de prensa Vasco Press.
Tanto Garro -que escapó a Francia en 1998- como Mendizábal -que huyó al vecino país en 2001- comenzaron en la violencia callejera o «kale borroka» en lengua vasca, según la policía.
Semanas después del robo, la policía francesa confirmó que detrás de él estaba ETA, anuncio que puso en aprietos al gobierno socialista español, que impulsa un proceso de paz con la organización armada que desde el 24 de marzo pasado cumple un alto el fuego permanente.
Tras el robo de armas, Zapatero, que se ha planteado como prioridad de gobierno el logro de la paz en el País Vasco, advertía que ese «grave» incidente tendría «consecuencias» pero sin brindar precisiones.
Hoy, el diario El País, cercano al gobierno, afirma que la detención de los tres presuntos etarras es «seguramente una de las consecuencias» anunciadas por el jefe del gobierno.
Justamente ayer en el Congreso de los Diputados, horas antes de las detenciones y ante las reiteradas críticas del opositor Partido Popular (PP, derecha) que acusa al gobierno de «rendirse ante los terroristas», la número dos del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, aseguraba que las fuerzas de seguridad estaban en «máxima alerta».
Aunque el líder del PP, Mariano Rajoy, calificó de «buena noticia» las detenciones de Quezac, insistió en que el gobierno debe «rectificar una política antiterrorista equivocada» de «negociar con ETA».
Una primera reunión oficial entre representantes del gobierno y de ETA estaba prevista para el verano (boreal), pero fue aplazada sin motivo oficial. A ello se suman los numerosos asuntos judiciales que involucran a miembros de ETA y de su brazo político ilegalizado, Batasuna, y como si fuera poco al recrudecimiento en las últimas semanas de la violencia callejera en el País Vasco atribuida a jóvenes radicales que rechazan el proceso de paz.
«Las cosas están mal pero peor lo tiene ETA, y eso hace que todavía estemos ante una oportunidad mejor que las de 1989 y 1998», afirma El País, en referencia a los anteriores intentos de poner fin al terrorismo de la organización vasca que en casi 40 años mató a unas 850 personas.