Desprestigio del futuro


Las grandes revoluciones cambian los calendarios. Modifican la cuenta de los dí­as y los nombres de los meses. Tan importante como el dominio del espacio es la conquista del tiempo. En su ensayo «Tesis sobre filosofí­a de la historia» (1940) Walter Benjamin recordaba que en una de las jornadas de la Revolución Francesa ocurrió un fenómeno curioso: sin ninguna clase de acuerdo previo o de plan premeditado, dispararon contra los relojes de las torres en Parí­s, como un modo de apropiarse del tiempo o de hacer durar el dí­a eternamente.

Marco Vinicio Mejí­a

En los últimos años, nuestro tiempo también ha sufrido un cambio, pero de otra naturaleza. Nadie altera el nombre de los meses ni dispara a los relojes de las torres. Si los almanaques impresos fueran un fiel registro de la forma que toma el tiempo, se desteñirí­an con el paso de los dí­as, y en lugar de interrumpirse al final de año, comenzarí­an el siguiente en secreto. El paso de un año a otro no tiene la forma de un fin y un principio sino de un continuo.

En las culturas primitivas el cambio de año ocurrí­a cuando los muertos visitaban a los vivos. Pasado y presente se mezclaban y el mito borraba el carácter irrepetible de la historia. Nosotros no alcanzamos a experimentar el mito, y a la historia sólo la percibimos como un mar de los sargazos: un dilatado sembradí­o de algas por el que es imposible avanzar. El mito tiene sentido en tanto se repite, pero la historia tiene razón de ser mientras no se reitera.

Todos los dí­as vemos el futuro en otras partes, pero no aquí­. Al futuro lo ha desprestigiado el discurso de la clase polí­tica, que antes encontraba allí­ una fuente inagotable de predicciones. Ahora las cosas han cambiado, y también esos almanaques verbales han perdido hojas en el camino.

El pasado no sirve para prometer, porque es el territorio de la decepción; del presente no se puede hablar. El futuro se ha deteriorado antes de ocurrir. El discurso polí­tico se ha quedado sin tiempo para explorar. Y sólo proyecta al mañana la promesa fúnebre de los vicios más antiguos. Esperemos que la historia no se repita, a partir de las 14 horas del próximo 14 de enero.