Leía en un matutino que una empresa estadounidense proyecta venir a Guatemala para producir biocombustibles y a partir de ellos, producir un gigavatio de energía eléctrica para abastecer a la región.
Analizando detenidamente estos nuevos proyectos, es fácil ver por qué el precio del petróleo se vino abajo, ya que proyectos como este, que se encontraban engavetados por su poca rentabilidad, se convierten en inversiones apetecibles de la noche a la mañana cuando el precio del crudo llega a los $100 el barril y mucho más cuando llegó a $150 en días pasados.
Aunque el precio del petróleo bajó, el problema ahora es que esta maquinaria aparentemente oxidada, ya se echó a andar y en algunos casos detenerla es difícil, por lo que seguirá adelante y entrará en competencia directa con los hidrocarburos, pudiendo llegar a cambiar todas las fuentes de producción de energía eléctrica por bunker o diésel, transformándolas en consumidoras de biocombustibles.
Cualquiera que vea esos números de galones de biocombustibles y de producción de energía eléctrica, dirá que para qué queremos tanto biocombustible y tanta electricidad, pero hay que acordarse que el combustible es un bien exportable, no tanto la electricidad, que tiene límites de pérdida por distancia.
Pese a eso, el problema no para aquí, pues compañías fabricantes de automóviles van muy adelantadas en los vehículos eléctricos y cuando se empiece la transición hacia estos, un gigavatio de electricidad que es lo que se proyecta producir, será consumido fácilmente.
Para desacelerar muchos planes que quieren y no quieren echarse andar, la única solución inmediata que le queda a los países productores de petróleo, es continuar con la baja de precios, que bien pudieran llegar a finales del otro año a $80 el barril. El único que puede detener esta caída de petróleo es Estados Unidos que su poderío económico se incrementa con el aumento del petróleo pues éste golpea seriamente a su competidor, el Japón, y en cierta forma China Continental.
Volviendo al ámbito nacional y siendo que el diésel bajará a los precios que tenían hace más de un año, la pregunta del millón sería, si el gobierno rebajará el aumento de subsidio que dio a los transportistas o lo dejará como dicen ellos, que es por el pago de una deuda de campaña o el gobierno dirán, como siempre en todos sus actos corruptos, «Si no se rebate, no hay debate, si no hay debate, se olvida».