Despliegue militar en Nigeria


Ardiendo en llamas, un edificio quemado por lo militares, que según se dice era utilizado de albergue por los islamistas rebeldes.

FOTO LA HORA:   AFP» title=»Ardiendo en llamas, un edificio quemado por lo militares, que según se dice era utilizado de albergue por los islamistas rebeldes.

FOTO LA HORA:   AFP» style=»float: left;» width=»250″ height=»188″ /></p>
<p>La situación parecí­a normalizarse hoy en el norte de Nigeria, donde el ejército se desplegó masivamente tras cinco dí­as de violencias en las que murieron cientos de rebeldes islamistas, entre ellos su jefe, Mohamed Yusuf.</p>
</div>
<p> <span id=


Según un periodista de la AFP en Maiduguri -la capital del estado de Borno, en el noreste del paí­s, donde se registraron los enfrentamientos más sangrientos con 300 muertos en un sólo dí­a- la noche del jueves al viernes fue prácticamente tranquila y normal.

«Se oyeron disparos esporádicos de policí­as y militares, que de esta forma quisieron dejar claro que ahora controlan la ciudad», afirmó el periodista.

Según un fotógrafo de la AFP, la ciudad empezaba a recuperar un ritmo normal. En sus calles muy vigiladas por las fuerzas de seguridad se empezaron a ver a los habitantes que desde el domingo estuvieron escondidos en sus casas. Algunos comercios reabrieron pero los bancos permanecí­an cerrados.

El único medio de entrar o salir de la ciudad era por carretera, pues los vuelos directos desde Lagos o Abuya permanecí­an interrumpidos el viernes.

Según Ibrahim Aliyu, delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en el noreste de Nigeria, unos 4.000 habitantes de Maiduguri abandonaron la ciudad por los combates y se establecieron en campamentos de fortuna.

Aliyu también acusó a las autoridades nigerianas de «negligencia» sobre las consecuencias humanitarias de la crisis.

Las fuerzas de seguridad nigerianas, por su parte, no tení­an intención de bajar la guardia pese a haber derrotado a los rebeldes islamistas el jueves.

«Según las órdenes de jefe de Estado Mayor de Defensa, a partir del viernes vamos a hacer una demostración de fuerza en todas las zonas» de los enfrentamientos, habí­a señalado el jueves el portavoz del ministerio de Defensa, Mohammed Yerima.

«Los soldados patrullarán las ciudades de los estados de Borno, Yobe, Bauchi y Kano (norte de Nigeria) para demostrar a la gente que está protegida y que puede volver a sus ocupaciones normales», añadió.

El presidente nigeriano, Umaru Yar»adua, que el jueves estaba en Brasil en visita oficial, ordenó que se siga buscando a los últimos «talibanes» aún huidos, señaló su portavoz.

Con el regreso de la calma, el viernes se centró en el balance de la vioñencia de los últimos dí­as.

El portavoz del ministerio nigeriano de Defensa rechazó facilitar cifras sobre el número de muertos y negó que hubiese habido ví­ctimas civiles.

Según un balance de la AFP, los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los miembros de la secta de los «talibanes» -que en el idioma local se llaman Boko Haram («la educación occidental es un pecado»)- causaron un mí­nimo de 600 muertos en cinco dí­as. Este balance podrí­a aumentar próximamente.

Toda la prensa nigeriana recogí­a el viernes la muerte del lí­der de los «talibanes» del paí­s, Yusuf, de 39 años, capturado y posteriormente abatido el jueves por la noche.

Tení­a cuatro esposas y doce hijos y habí­a estudiado teologí­a en Arabia Saudita. Delgado y con una pequeña barba, era famoso por su intolerancia y su condena de los musulmanes moderados que, según decí­a, debí­an morir.

Un periodista de la AFP pudo ver su cadáver desnudo, acribillado a balazos, en el cuartel general de la policí­a de Maiduguri.

«Suplicó y pidió perdón antes de caer bajo las balas», declaró a la AFP un policí­a.

«Â¿Qué necesidad habí­a de matar a alguien que fue arrestado?», se preguntó Shamaki Gad Peter, jefe de la organización no gubernamental nigeriana Liga por los Derechos Humanos.

«Se le tendrí­a que haber interrogado para evitar la repetición de lo que acaba de pasar. Sea cómo sea, toda ejecución extrajudicial es condenable», añadió a la AFP.