Despiden a Darwich


Unos familiares y amigos de Mahmud Darwich adornaron su casa con un afiche de su rostro, durante el entierro en Ramala.

Cientos de palestinos acudieron hoy al funeral oficial de Mahmud Darwich, el poeta en lengua árabe que dio voz durante décadas a la amarga lucha de su pueblo.


La Autoridad Palestina Mahmud Abbas presidió una ceremonia a mediodí­a en la ciudad de Ramala en Cisjordania, que nada tuvo que envidiar al funeral del histórico lí­der palestino Yasser Arafat en 2004.

Los restos de Darwich, que murió el sábado a la edad de 67 años en un hospital estadounidense por complicaciones en una operación a corazón abierto, pasaron por Jordania antes de llegar a Ramala, donde recibirán sepultura cerca del Palacio de Cultura de la ciudad.

Un helicóptero procedente de Ammán aterrizó en el patio de la Muqata y 12 miembros del Ejército de Liberación Palestina transportaron el féretro de Darwich envuelto por una bandera palestina frente al saludo militar de 26 soldados de la guardia de honor.

De esta manera el ataúd llegó a una sala en la que el presidente de la Autoridad palestina, Mahmud Abas, rindió homenaje al difunto que encarnaba las ansias de independencia de su pueblo y que contaba el sufrimiento causado por el exilio y la ocupación.

«No podemos creer que se haya ido», dijo Abas ante la familia de Darwich, dignatarios, diplomáticos y lí­deres religiosos. «Seguirás con nosotros Mahmud, porque nos has dejado todo lo que nos ha unido. No te decimos «adiós» sino «hasta la vista»».

También prometió que los palestinos cumplirí­an el sueño del poeta de «izar la bandera palestina» en Jerusalén.

Tras un rezo colectivo, el féretro fue conducido hacia la tumba en un vehí­culo militar que recorrió las calles de Ramala.

«Mahmud Darwich estará siempre en los corazones palestinos y árabes», dijo el primer ministro palestino Salam Fayyad en la ceremonia previa de Ammán.

El famoso cantante libanés Marcel Jalifé, que ha interpretado varios poemas de Darwich, cantó uno de ellos.

«Tengo la nostalgia del pan de mi madre, del café de mi madre, de las caricias de mi madre… Y el niño creció dentro de mí­, dí­a tras dí­a, y yo quiero mi vida, porque si yo muriera, tendrí­a vergí¼enza de las lágrimas de mi madre», entonó.

El poeta disfrutaba de notoriedad internacional y sus treinta obras fueron traducidas a cuarenta idiomas. Galardonado con el premio Lenin de la ex URSS, y distinguido con el tí­tulo de caballero de las Artes y de las Letras de Francia, habí­a recibido también en La Haya el prestigioso premio Prí­ncipe Claus por «su obra impresionante».

Su célebre poema de 1964, «Identidad», que tiene por tema un formulario israelí­ a rellenar obligatoriamente, se convirtió en un himno para todo el mundo árabe.

Originario del pueblo Al Birweh, en el norte de Israel, eligió el exilio a principios de los años 70, antes de instalarse en los territorios palestinos en 1995.