Desorientados


Eduardo-Blandon-Nueva

Al cumplirse el primer año de gobierno del Presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quizá no debemos irnos por la finta enumerando los actos aislados y nimios en los que supuestamente el gobernante ha cumplido sus promesas electorales. Conviene más bien abstraernos de lo puntual y examinar la administración desde una perspectiva más global.

Eduardo Blandón


Digamos, por ejemplo, que el Presidente no ha urdido un plan coherente y de vanguardia, agresivo, para construir un país diferente al recibido. No hay un hilo conductor en las acciones diversas de gobierno que permita saber el norte de quienes nos dirigen. De aquí que los días pasen sin que se resuelvan problemas fundamentales y los operadores sean simples apagafuegos.

Este gobierno, como todos quizá, se debió haber concentrado en tres grandes planes concretos, un ejemplar programa de gobierno, a efecto de dejar una huella visible que trascienda el tiempo y transforme el país. En lugar de ello, cada ministro, los funcionarios, se dedican a ficcionar, sin planes que se articulen, sin ninguna sistematización que plasme las ideas, perdiéndose así los fondos públicos y el tiempo.

Evidentemente todo esto supone que el gobernante se rodee de operadores políticos eficaces, lúcidos y experimentados. En cambio el equipo de Otto ha demostrado lo contrario. Pocos funcionarios hacen la diferencia. El concierto de “técnicos” no ha llegado por capacidad (salvo excepciones), sino por amistad, recomendación y claros proyectos para la consecución de intereses personales.

Llegados aquí, no es difícil evaluar el primer año de gobierno de nuestro Presidente. Un Partido Patriota sin norte, ni proyecto, ni equipo de gobierno sólido y eficaz. Un gobernante que pasa sus días a la espera de que ocurra un milagro que no va a llegar. Y claro, a falta de proyectos, otros sí aprovechan proponiendo su propia agenda.

Los más organizados son los que más brillan a falta de presencia política de nuestros gobernantes. Tenemos como siempre a un sector económico presto a sacar raja de las flaquezas propias. Los delincuentes listos para el próximo atraco y el narcotráfico que se organiza con una sabiduría de antología. Los demás somos nosotros que cada cuatro años esperamos que la Providencia divina haga lo suyo.

Este gobierno es uno más, pero en esto no hay novedad. Siempre lo tuvimos a la vista y no debería ser motivo de sorpresa.