Desnutrición continúa en avance


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Aspectos negativos suele señalarlos la Unicef, respecto que el paí­s ocupa el sexto lugar en desnutrición infantil. Opino sirven para ponernos en evidencia ante los ojos del mundo globalizado. En lo interno, al menos dista de negarse tamaño problema a nivel gubernamental. Con la salvedad que el asunto crí­tico data en forma recurrente. A la cabeza el ejecutivo.

Juan de Dios Rojas

 


Las cifras dimensionadas con ganas añaden frí­amente que un 49.8% de niños padece de hambre de manera crónica. Peor aún, si tomamos en cuenta la posible alternativa de tener recuperación alguna vez. Eso mismo refleja el verdadero callejón sin salida que se cierne sobre ese segmento poblacional, el futuro  guatemalteco,  dicho con  sorna o  un remedo  es de optimismo.

Digo representar papel de vanguardia el Gobierno central atinente al caso color de hormiga. Por cuanto a fin de entrarle de lleno, significa el hecho  insoslayable de unir esfuerzos, voluntades y ánimo en favor de esa causa. La propia naturaleza exige un empuje titánico en procura de remediar un mal endémico  entronizado  en menoscabo  de la niñez desvalida.

Sostengo también que data de tiempos inveterados tal cuestión en crecimiento evidente y fácil de percibir en consecuencia. Si usted que me hace honor de leer estos renglones ha incursionado en el  área rural –la otra cara de Guatemala– se habrá enterado del qué, por qué y cómo sobreviven los connacionales en mención.   Pobreza extrema,  hambre y  explotación inmisericorde.

Numerosas familias, hasta donde alcance la maternidad, sobreviven enfiladas bajo un régimen alimenticio deficiente. La dieta diaria consiste en tortilla con sal,  chile y café, cuando bien les va. De consiguiente los niños están condenados a la terrible desnutrición. Su rendimiento es por demás pésimo  en  materia educativa;   empero  son mano  de obra barata.

Sin la base fundamental de un buen crecimiento, en otros fines entre ellos el trabajo infantil empieza a temprana edad. Acompañando al padre en las  labores campiranas, inclusive los ocupan en labores impropias de su edad cronológica, vale decir: picar piedra, enrolarse en trabajos relativos a la pólvora,  un  sinfí­n  de  riesgos  en contra de la vida penden de su cabeza.

Razón poderosa entonces que genera la inmigración a lares internos o externos en la búsqueda del «sueño americano», o en defecto el par «capitalino». Como quiera que sea y visto desde cualquier ángulo mejora su condición en terruños ajenos, garantes si bien les va de solventar las necesidades básicas de  su persona y  de  su larga prole,   auténtica “marimbita”.

Sin embargo, las barreras domiciliarias apenas les ofrecen relativas mejoras. En torno al tema alimentario, principal soporte en la vida en  general queda siempre a la zaga. La educación, cultura y asuntos socioeconómicos impiden  que sea hermosa realidad una buena alimentación a los chicos. Pasa el tiempo  inexorable y  la gente menuda en desbalance queda  en malas condiciones.  Imposible salir del atolladero.

Adoptarán una vez más la aptitud objetable de cruzarse de brazos, preguntamos. Ocasionales como atarantadas medidas, se llevan a cabo, mientras que «pasa la ronda», dice una vieja canción pegajosa. Después sobreviene el olvido que cubre por completo cuanta dificultad surja en el ambiente. Que otros grupos y  entidades  foráneas lo hagan,   es la salida de cajón.

Pasan tantos fenómenos naturales en  serie,   tal los    ocurridos este año, que aun los habitantes  siguen aletargados,   pendientes que nos metan  el hombro.   Pero  hora  es  ya de asumir la responsabilidad,  cooperando  en la solución urgente y necesaria.  Comencemos a tí­tulo familiar,  al dar importancia a la nutrición infantil;  también  en ayuda a esta problemática.

No más niños desnutridos, de aspecto entelerido. Hagamos conciencia respecto al señalamiento que dice: «Si el pobre a rogaros va, no lo mires con desdén, pues es muy triste hacer el bien, cuando es inútil quizás» A fin de evitar nos sigan ubicando a menudo en posiciones desventajosas en diversos aspectos,   como  el  caso de la desnutrición infantil  en avance.