Desnudando nuestras carencias


El huracán Mitch y la tormenta Stan, desnudaron nuestras carencias y limitaciones; diez, quince años después, se repite la historia con la erupción del volcán de Pacaya y la tormenta Agatha, éstas últimas vinieron a desnudar otra vez el infortunio de haber sido gobernados por equipos polí­ticos ineficientes que durante más de una década no tuvieron la visión de implementar medidas de protección ante los desastres inminentes de la madre naturaleza.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

Da pena y tristeza ver que los pobladores de las zonas rurales y la ciudad capital sufren los embates de la tragedia por la incapacidad de quienes creyéndose los elegidos de Dios han dispuesto de los fondos del Estado para llenar sus bolsillos, el de sus amigos y compañeros empresarios, sin importarles la vida de millones de personas que confiaron en sus promesas para lograr un cambio de vida que los hiciera vivir con la mí­nima dignidad de personas humanas.

Es lamentable que los gobernantes digan que todo lo tienen bajo control, porque no es cierto; la prueba de ellos está en que ni siquiera tení­an idea de la magnitud del desastre, la misma naturaleza se habí­a anunciado en el caso de la tormenta Agatha; no hubo previsión, no hubo alerta, la vieron como un fenómeno inocente que no producirí­a estragos.

Pero ahora ya no es tiempo de lamentarse, ahora cada uno tendrá que ver la forma de sobrevivir con o sin la ayuda gubernamental, porque resulta que mientras llega la cacaraqueada ayuda la población sufre de hambre, frí­o y escasez de ropa; sólo falta que para recibir la ayuda tengan que afiliarse en estos momentos a un partido polí­tico.

La imprevisión, la desidia, la ignorancia de la mayorí­a de funcionarios salta a la vista con el solo hecho de escuchar sus declaraciones a los medios de comunicación; en realidad para el desempeño de esos puestos debe nombrarse a personas calificadas, con entusiasmo y sobre todo con responsabilidad, porque de lo contrario se seguirán viendo espectáculos circenses a nivel de gabinete.

La población guatemalteca ya está cansada de tanta delincuencia común, organizada, crimen institucional y de imprevisión y retórica barata para babosear; todo va saliendo a como se puede, sin planificación, a la pura quien vive; eso ha hecho que los guatemaltecos perdamos interés en muchos de los actos a los cuales estamos obligados, como el pago de tributos por ejemplo, porque desde ya se sabe que ese dinero jamás regresará en obras a la población; engrosará los fondos particulares de funcionarios y diputados que mañosamente se los apropian sin escrúpulo alguno.

Nuestras carencias, pobrezas, limitaciones y esperanzas se fueron por la libre, tampoco quiere decir que no pidamos cuentas, pero mientras tanto, la vida sigue y la población sigue sufriendo la iniquidad de quienes se roban el dinero del pueblo.

Ya basta de tanto robo, hurto o hueveo; tiene que haber alguien que ponga en su lugar a los funcionarios ladrones, ¿será el Presidente quien lo haga?