Desmienten enfermedad de su lí­der


Corea del Norte desmintió hoy que su máximo lí­der, Kim Jong-Il, tenga problemas de salud, mientras responsables surcoreanos aseguraron que sufrió una apoplejí­a menor y que su vida no corre peligro, para explicar su ausencia en el 60º aniversario del régimen.


«No hay ningún problema», declaró Kim Yong Nam, número dos del régimen norcoreano y jefe de Estado de facto, a la agencia de noticias japonesa Kiodo en Pyongyang.

Kim, de 66 años, máximo dirigente norcoreano desde 1994, no asistió ayer al principal desfile conmemorativo de los 60 años de la República Democrática de Corea.

Kim Yong-Nam pareció indicar sin embargo que la ausencia del lí­der máximo en la ceremonia no estaba prevista.

«Querí­amos celebrar el 60º aniversario del paí­s con el secretario general Kim Jong-Il, pero lo celebramos solos», declaró a Kiodo.

La ausencia de Kim el martes amplificó los interrogantes acerca de su estado de salud y sobre la posibilidad de que sus dí­as estuviesen contados.

Sin embargo, un responsable gubernamental surcoreano que requirió el anonimato aseguró el miércoles en Seúl que Kim habrí­a sufrido un derrame cerebral menor y que su vida no corre peligro.

Este responsable declaró a la agencia de noticias surcoreana Yonhap que el lí­der máximo de Corea del Norte fue operado tras haber sufrido una apoplejí­a menor pero que su condición no era crí­tica.

«Parece que intentó asistir a la ceremonia del 9 de septiembre por la tarde pero decidió no hacerlo debido a la convalecencia tras la operación», afirmó.

En la misma lí­nea, la agencia de inteligencia surcoreana declaró ante el Parlamento el miércoles que Kim sufrió un derrame pero se recuperará, según un legislador que asistió a la reunión, celebrada a puerta cerrada.

En esta atmósfera de especulación, la agencia oficial Korean Central News Agency (KCNA) informó que el lí­der norcoreano envió el miércoles un telegrama el presidente sirio Bashar Al Assad con motivo de su 43º cumpleaños.

Pese a las innumerables informaciones de la prensa, Seúl no confirmó oficialmente que Kim esté enfermo.

Una fuente presidencial en Seúl declaró a Yonhap que el presidente surcoreano, Lee Myung Bak, convocó este miércoles a sus más estrechos colaboradores para una reunión urgente. «En esta reunión imprevista, habló de medidas en caso de enfermedad grave del dirigente norcoreano», afirmó.

Por su parte, el embajador norcoreano para las discusiones de normalización con Japón, Song Il Ho, criticó la información de medios occidentales sobre la salud de Kim.

«Consideramos que estas informaciones carecen de credibilidad y son una conspiración», declaró el diplomático en declaraciones a Kiodo.

«Pienso que el objetivo (de esas informaciones) es convencer a la opinión pública de algo que no es verdad», añadió, y recalcó que «los medios occidentales han contado otras mentiras en el pasado».

Corea del Norte no habí­a reaccionado oficialmente hasta ahora a las informaciones de prensa y de los servicios secretos norteamericanos que señalaban un problema de salud del número uno del régimen comunista.

Un responsable de los servicios secretos norteamericanos que reclamó el anonimato ya habí­a afirmado el martes que Kim podí­a haber sufrido un derrame cerebral.

Según dicho responsable norteamericano, no se advirtió ninguna señal visible de lucha sucesoria.

Kim Jong-Il lleva más de tres semanas sin aparecer en público, desde que el 14 de agosto inspeccionó, según la prensa, una unidad militar.

Pese a que cultiva una imagen ridiculizada con frecuencia en Occidente, los expertos lo consideran un estratega hábil y un despiadado superviviente polí­tico que ha logrado mantener a su régimen pese a años de hambruna y declive económico.

Kim Jong-il es el primer hijo del difunto Kim Il-Sung, fundador de la República Popular y Democrática de Corea, que sigue siendo objeto de un verdadero culto en el paí­s.