Desmedido fanatismo en torno al Mundial de Futbol


Antes de entrar en materia debo advertir que soy un tanto aficionado al futbol. Seguidor de los equipos Municipal, Malacateco y Marquense; del republicano Barcelona, de liga española, y, en el plano de selecciones, del combinado de Argentina. Me agrada el futbol ofensivo que se juega con pasión, pero con respeto a los jugadores adversarios; el futbol que es espectáculo acompañado de  goles, porque creo que contiene ingredientes estéticos cuando, por ejemplo, se practica con la destreza y vistosidad de un Messi y sus compañeros del Barí§a, en determinados momentos. Pero cuando esas oncenas pierden no se me quita el apetito, no me provoca ira ni tristeza, duermo tranquilamente.

Eduardo Villatoro

La madrugada del jueves anterior, el Jóse, uno de mis nietos, quien la noche previa se quedó a dormir en la casa que habito, me despertó a las 5 de la madrugada para que lo acompañara a ver el partido entre Argentina y Corea del Sur. De no ser por ese chiquillo, hubiera seguido acurrucado en la cama.

Tampoco creo que la honra y la dignidad de un paí­s dependen de lo que realicen en una cancha de césped once pares de piernas en pos de un balón, pero aun así­, cuando juega la selección de Guatemala la sigo con cautela y mucha reserva porque sé de antemano que el resultado generalmente es decepcionante.

Vienen a colación todas esas trivialidades porque he leí­do en el espléndido Suplemento Deportivo de La Hora, y en sitios de la Internet, ciertas exageraciones que se han suscitado en ese certamen, aunque no necesariamente  en los estadios de Sudáfrica, aunque también allí­ han acontecido algunas extravagancias.

Unos de esos excesos han ocurrido en la empobrecida Somalia, sumergida en una absurda guerra civil, donde durante las semanas previas al inicio del Mundial de Futbol hubo desproporcionada demanda de antenas satelitales, porque los somalí­es no tienen acceso a la televisión por cable.

En vista de esa compra compulsión masiva, organizaciones islamistas que controlan varias regiones de ese paí­s afirmaron que ese certamen balompédico atenta contra el Islam y amenazaron con tomar represalias contra quienes observen los encuentros. «Advertimos a los jóvenes que no se atrevan a mirar los partidos de la Copa Mundial. No obtendrán ninguna experiencia de ver locos saltando de arriba a abajo», dijo el portavoz de Hizbul-Islam, según despacho de la agencia de noticias IPS, que informó que dos personas que miraban por TV un partido en su casa de Mogadiscio (la capital) fueron asesinadas por hombres armados. Presuntamente fanáticos islámicos.

Lo habí­a dicho Hill Chankly, ex entrenador del Liverpool: «Alguna gente cree que el futbol es una cuestión de vida o muerte. Les aseguro que es mucho más grave que eso». Lo que sucede en Somalia demuestra que es realidad esa exagerada obsesión.

(El Jóse le cuenta a su tí­o Romualdo Tishudo Biatoro que uno de esos locutores bobos de TV que narran TODO lo que ocurre en la cancha, como si uno estuviera ciego y fuera estúpido, al referirse a dos jugadores de la selección de Brasil, relató: -El balón lo lleva Kaká y se lo pasa a Elano).