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Desde su infancia, el mejicano, Joaquín Bermúdez soñaba con escalar las altas montañas y conquistar las cumbres más elevadas del mundo. Según él, el alpinismo era como un símbolo de la misma vida.
Comenzó su entrenamiento en un gimnasio sencillo y practicando ejercicios por su cuenta, de tal modo que poco a poco fue adquiriendo agilidad, fuerza y resistencia.
Su historia es especial, porque a los tres años sufrió poliomielitis, enfermedad que le paralizó las piernas, y a los diez años perdió el ojo izquierdo en un accidente.
Aunque sus movimiento son lentos y torpes, ya escaló varios picos de América, y asegura que, si Dios se lo permite, pronto llegará a los de Europa y Asia.
CON FE EN DIOS Y EN TI MISMO, TUS SUEí‘OS SE VUELVEN REALIDADES.