Poco tiempo después de que nuestros funcionarios, con el vicepresidente Espada a la cabeza, dijeran que Guatemala se encuentra preparada y en buenas condiciones para enfrentar la crisis económica mundial y la recesión de Estados Unidos, el Subsecretario de Estado para asuntos latinoamericanos declaró que los países centroamericanos y caribeños se encuentran en mayor riesgo frente a esa crisis por su dependencia de energía importada de manera casi absoluta y porque también tienen que importar alimentos para poblaciones en riesgo de padecer hambre.
Obviamente la perspectiva que tiene el señor Shannon es diferente a la que tienen nuestros funcionarios porque él apenas tiene a la vista los datos relacionados con nuestro nivel de dependencia de los derivados del petróleo y de las condiciones de miseria que afectan a muchos habitantes de esta región, mientras que nuestros funcionarios tienen la perspectiva maravillosa que se obtiene al analizar la situación nacional no sólo desde el frío análisis macroeconómico, sino que además desde las poltronas en ese lunar de nuestro país que es un escaparate de primer mundo donde no hay carencias, abundan las comodidades y vemos nuestro entorno color de rosa.
Pero la perspectiva que se tiene al ver esos tenebrosos indicadores del desarrollo (o mejor dicho de la falta de desarrollo) humano es más parecida a la que tienen quienes diariamente batallan para subsistir, para llevar a la mesa familiar la ingesta alimenticia mínima para garantizar las energías suficientes para trabajar lo que hace falta para mantener esa vida monótona en busca de lo elemental.
No deja de ser un balde de agua fría escuchar el contraste entre lo que ven desde los niveles altos del edificio del Banco de Guatemala y lo que ven desde la distancia en Washington. Y no es que nos estén viendo de menos, sino que tienen una perspectiva más completa y su cómodo entorno no les nubla la visión para entender lo que ocurre en lugares donde hay pobreza y donde existen marcados desequilibrios.
La solución, ahora que el Vicepresidente quiere que la crítica vaya acompañada de soluciones, es simple: no hablar babosadas y entender la realidad para diseñar programas que sean acordes con las necesidades de la gente. Entender que la crisis no será pasajera, que no es un bache como han sido otras recesiones, sino que es un ajuste estructural muy fuerte que nos obliga a nosotros a realizar también nuestros ajustes de mediano y largo plazo. Si toda América Latina sufrirá por la crisis económica, más aún aquellos países que importan hasta los alimentos y que dejan correr el agua de sus ríos sin generar un kilovatio de energía.