Descuidada, con olor a orina y semen


GLADYS_MONTERROSO

“La indiferencia hace sabios, la insensibilidad monstruos.” Denis Diderot

En una sociedad en la que se comercializa todo, y en la que vivimos en una eterna alucinación, existen noticias que no venden, por lo que pasan desapercibidas para la mayoría, lo cual no significa que no existan.

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es


Sabemos que existe el arte comercial, y el llamado independiente, el primero refleja ganancias, el segundo no, podemos encontrar asimismo noticias que venden, y otras que no, dentro de las primeras,  la famosa sociedad civil se empodera de las que pueden proporcionarle réditos, para obtener más donaciones, y las que no les redituarán nada, no les sirven para hacer escándalo, y demostrarle a sus financistas europeos que tienen un producto. Todo lo anterior no significa que lo que no venda no ocurra, y vaya si dolorosamente sucede.

El lunes, leía la  sorprendente noticia: El Tribunal de Femicidio de Quetzaltenango, desechó pruebas contundentes que comprobaban el asesinato de una niña llamada Gía, en manos de su padre, entre ellas, los testimonios de conocidos, quienes describieron a la niña como “Triste, callada, que olvidaba todo, descuidada, con olor a orina y semen, y quien también dormía en clases”, bajo el argumento que la prueba encontrada en un lugar contaminado carece de validez, obviaron todo lo que les pareció incómodo, y decidieron absolver al parricida.

El problema va más allá de la falta de justicia en la mayoría de los casos, ya que es muy común que los delincuentes sean absueltos y los inocentes sentenciados, por varias razones, el delincuente contrata “abogados especializados recomendados”,  el inocente poco sabe de eso, el delincuente sabe tergiversar los hechos, el inocente dice la verdad, y así se podrían enumerar muchos factores, en el caso de Gía, como existen muchas Gías en Guatemala, que no son comerciales para los comerciantes del dolor, no se constituyó ninguno de estos comerciantes en querellante adhesivo, ¿Para qué, si este no sería un caso de “Alto Impacto”, o Gía no tenía una familia pudiente, por Gía tampoco se harán caminatas, es solo una niña más asesinada, de esas que se asesina diariamente, pero que no producen réditos.
Por si la historia  no fuera lo suficientemente kafkiana, resalta otro elemento de suyo nauseabundo, se descubre que los jueces, esos cuya función es impartir justicia, y por la que les pagamos jugosos salarios copiaron la sentencia de internet, si, fue un copy paste, y para mayor indignación, porque no se puede llamar de otra forma, copiaron la llamada “Teoría jurídica del fruto del árbol envenenado”  Y lo hicieron tan mal, que dejaron que su fundamento es Quinta Enmienda de la Constitución de EE. UU. ¿Tendrán el discernimiento ellos, y otros funcionarios   haraganes la profundidad del daño que causan? ¿En manos de quiénes está parte de la administración de justicia? En tan malas manos como el Legislativo y el Ejecutivo, con la gran diferencia que a) A los administradores de justicia no los elegimos, b) Muchos se eternizan en el puesto, y sus grandes desastres quedan ocultos porque todos nos enfocamos más en la fiscalización de los otros dos poderes, y hemos dejado de lado esta parte de la administración pública, tan o más importante que las otras, y c) Quienes se han autodenominado censores de los jueces no tienen ni la capacidad ni el interés de hacerlo, y solamente se han enriquecido engañando a los donantes.

Estando así las  cosas, todos asesinamos a Gía y a muchas Gías más, por indiferencia, porque no son un producto comercial, porque los autodenominados fiscalizadores de los operadores de justicia deben ser fiscalizados, y porque se debe evaluar mejor a los abogados que llegan al Poder Judicial, visto está que el que no estudia en la universidad, chivea, compra el titulo aunque no sea con dinero, no será un buen abogado jamás aunque se autodenomine Lic. y hoy Licda. también.