Irán descartó «completamente» hoy una suspensión del enriquecimiento de uranio, pese a la creciente perspectiva de nuevas sanciones en la ONU, que según Teherán no le inquietan.
Gholam Hossein Elham, portavoz del gobierno del presidente Mahmud Ahmadinejad, afirmó sin ambages que la suspensión del enriquecimiento estaba «completamente descartada».
Igualmente aseguró que las grandes potencias «han abandonado ellas mismas esta cuestión», mientras que anoche los embajadores ante la ONU de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, más el de Alemania, reportaron «avances importantes» en el camino a una nueva resolución exigiendo nuevamente una suspensión, según el embajador británico Emyr Jones Parris.
El contenido, aún en discusión, de este texto debe acentuar las sanciones adoptadas en diciembre pasado contra la República islámica con la resolución 1737.
Las nuevas medidas planeadas comprenden una estricta prohibición de viajar al extranjero para algunos responsables iraníes implicados en el programa nuclear, un embargo sobre las armas, así como restricciones comerciales y financieras.
Elham hizo a un lado esta perspectiva afirmando que «la adopción de una nueva resolución no es bienvenida, pero tampoco nos preocupa».
En cuanto a las sanciones «no tienen nada nuevo para nosotros, y no nos inquietan».
Irán está bajo el peso de sanciones económicas estadounidenses desde hace varios años, y las medidas adoptadas en diciembre por el Consejo de Seguridad fueron limitadas a los sectores nuclear y balístico.
Sin embargo Estados Unidos ejerció presiones sobre los establecimientos bancarios internacionales para que restrinjan sus intercambios con Irán.
El sector petrolero de Irán, cuarto productor mundial, también se encuentra bajo presión ante la falta de inversiones extranjeras.
El último escollo fue el anuncio ayer, por parte de Rusia, de un nuevo aplazamiento de al menos dos meses para terminar la construcción de la primera central nuclear iraní en Buchehr.
Este retardo también influye en el aplazamiento del suministro de combustible previsto originalmente para este mes de marzo.
Sin establecer un lazo explícito con este anuncio, una fuente cercana al poder en Moscú expresó ayer la creciente impaciencia de Rusia ante la intransigencia de la República islámica.
«Si Irán no responde a los interrogantes de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) que se responsabilice de sus actos», dijo esta fuente.
Moscú era percibido hasta el presente por Teherán como su mejor aliado para evitar sanciones demasiado severas de parte del Consejo de Seguridad.
El embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, confirmó ayer que los Seis estaban «muy cerca» de un acuerdo sobre el contenido del proyecto de resolución.
Ninguna fecha ha sido fijada para la reunión del Consejo, pero Elham había anunciado hace algunos días que el presidente Mahmud Ahmadinejad podría asistir en persona para defender el caso iraní.
Irán dijo hoy estar dispuesto a garantizar que su programa nuclear no será desviado para fines militares, si este caso sale de la mesa del Consejo de Seguridad de la ONU.
En un discurso ante la Conferencia del desarme en Ginebra, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Manuchehr Mottaki, aseguró que su país se esforzaría en aportar la confianza si los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, más Alemania, devuelven el expediente a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
«Con el fin de mostrar que estamos dispuestos a resolver este problema, permitidme señalar que si los ’5 1’ transmiten la cuestión del nuclear iraní del Consejo de Seguridad a la AIEA, mi país estaría dispuesto a ofrecer las garantías necesarias con el fin de crear la confianza en materia de no desvío de su programa nuclear», declaró el ministro.