Desarrollo en tierras confiscadas a la mafia


Un campo en la isla de Sicilia, Italia, confiscado a la familia Corleone, utilizado ahora para programas de desarrollo. FOTO LA HORA: AFP Marcello PATERNOSTRO

Un ex escondite de un capo convertido en un pequeño hotel, viñas que crecen en las tierras de la Cosa Nostra, los bienes confiscados a las mafias italianas son confiados poco a poco a cooperativas que les dan vida y un rol social en zonas otrora fuera de la ley.


A unos kilómetros del pueblo Corleone, ex feudo mafioso, pegado a verdes colinas, se puede descubrir al final de una minúscula ruta un paraje bien cuidado. Es el ex escondite del sanguinario capo de la mafia Toto Riina, detenido en 1993 y desde entonces detrás de las rejas.

Al llegar, un cartel da el tono: el albergue rural «Terre di Corleone», que puede recibir a 16 personas y que cuenta con un restaurante, fue «realizado con los bienes confiscados a la mafia» con un cofinanciamiento de la Unión Europea.

A 20 km de allí­, una cooperativa administra en los ex lotes de la mafia el viñedo «I Cento Passi», en referencia a un film de 2002 sobre el asesinato de un joven siciliano, Peppino Impastato, que se rebeló contra la «omerta». En medio de cubas de acero nuevas, un cartel azul redunda: «Bien confiscado a la mafia».

«Estamos a la salida de Corleone, esta viña totalmente replantada prueba que podemos producir la excelencia, una producción (Sicilia) en sus varietales más buscados, partiendo de nada», explica a la AFP Francesco Galante de la asociación Libera.

Libera, asociación de lucha contra la mafia creada por el padre Don Ciotti, se especializa en la reconversión de bienes confiscados. No sin dificultad: «Crear empleos en tierras que antes eran de la mafia nos puso en una posición difí­cil: cometieron atentados contra nosotros, a veces graves, dos incendios, dos robos», cuenta Galante.

La ley italiana autoriza a la policí­a a secuestrar las propiedades de la mafia o de empresarios asociados sobre la base de simples sospechas y sin esperar un juicio. Desde 1996 pueden además ser «reutilizadas con fines sociales».

El Gobierno de Silvio Berlusconi aceleró las confiscaciones infligiendo importantes golpes a las tres grandes mafias del paí­s: Cosa Nostra en Sicilia, Camorra en Nápoles y Ndrangheta en Calabria.

El ministro de Interior, Roberto Maroni, utiliza estas capacidades como la principal herramienta en la lucha contra el crimen organizado, con 10.000 millones de euros y 15.000 bienes (edificios, residencias, terrenos, fábricas…) secuestradas o confiscadas en dos años.

En Palermo, 1.700 bienes inmuebles fueron secuestrados y es en uno de ellos que se instaló la dirección antimafia (DIA) regional. Golpear a la mafia en el bolsillo «es una tarea complicada ya que su patrimonio figura generalmente con el nombre de empresas pantalla en el extranjero o testaferros», explica a la AFP Elio Antinoro, jefe de la DIA de Palermo.

Es el verdadero talón de Aquiles de los capos. «Su poder se basa en su capacidad a girar salarios a sus cómplices, sus familias si son detenidos y a financiar su defensa legal», subraya el coronel de la brigada antimafia, Rosolino Nasca.

Otro de los lugares recuperados con la ayuda de Libera es un centro ecuestre ubicado en un terreno que perteneció a la familia de Giovanni Brusca, un «esbirro» de Riina, conocido por haber disuelto en ácido a un adolescente para castigar a su padre por haber colaborado con la justicia. El lugar es bautizado simbólicamente con el nombre del joven: Giuseppe di Matteo.

Libera ayudó también a abrir comercios, de los cuales uno en Palermo en una casa de un empresario vinculado a la mafia. Allí­ se venden productos producidos en «tierras liberadas a la mafia». En el local se puede elegir entre dos aceites de oliva: uno confiscado a la Cosa Nostra, otro a la Sacra Corona, mafia de Apulia.