Derrota nacional


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Un selecto grupo de analistas independientes, observadores, consultores y expertos elaboró un extenso informe acerca de todo el proceso electoral 2011, a lo largo de 4 años, que culminó en sus dos vueltas y revueltas, del que a continuación se presenta una sí­ntesis resumida, abreviada y condensada, en comprimidos, de las conclusiones provisionales. (Los llamados ganadores de las votaciones deben entenderse en términos cuantitativos, todo el conjunto, y los perdedores en términos cualitativos).

René Leiva

 


Ganadores. (El orden es aleatorio) La oligarquí­a – El Conservadurismo – El establishment y el statu quo –Los lamebotas tradicionales – El gran capital – La contrainsurgencia trasnochada y todaví­a en pie de guerra – El anticomunismo apolillado y roñoso – La impunidad (a secas) – La prensa mercenaria y la televisión celestina – La poderosa Cámara Guatemalteca de Financistas-Inversionistas de Campañas Polí­ticas – El Militarismo, el guerrerismo, la ley de la selva – El siglo XIX – Los espí­ritus inmundos de Manuel Estrada Cabrera y Jorge Ubico – El CACIF, la UFM, el CEES, ASIES, CIEN – La gloriosa y beligerante AVEMILGUA – La amnesia histórica – El individualismo egoí­sta –Pedro de Alvarado – La sabrosa horchata en las venas abiertas de una mayorí­a de guatemaltecos – La Gremial de Kaibiles – El crimen organizado y el desorganizado – El Partido Republicano del imperio – El capitalino descafeinado y deslactosado, bajo en grasas y en glucosa, libre de gluten y de colesterol, en proceso de transgenización robótica (?) – Etcétera.
Perdedores.  (A lo largo de 62 años) El pueblo raso – El paí­s en su conjunto, la Nación, el Estado, las etnias (incluida la mestiza, por supuesto)  – La inteligencia, la dignidad, el coraje, la memoria histórica (esas rarezas) – La clase media y el pobrerí­o – El siglo XXI – El progreso moral y ético – El llamado “tejido social” – El legado histórico y cí­vico de las 250,000 ví­ctimas del holocausto-genocidio del siglo XX – (Otros habrá con el tiempo).
Empero, los más serios analistas no saben con certeza si a la postre los votantes escogieron poderoso veneno o colgarse de un aguacatal,  arrojarse del puente o pegarse un balazo en la sien, Chana o Juana.
“Lo peor de los polí­ticos –asegura mi estimado colega Fernando Savater—es lo mucho que se parecen a los que los han elegido”. ¿Quién da más? Porque nunca existe “una autocrí­tica hacia el comportamiento de los ciudadanos”.  Pero ¿puede haber autocrí­tica cuando al ciudadano promedio lo ponen entre el machete y la pared, y nunca sabe del coraje de disentir?
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“Lo que retorna con Pérez Molina”, de Carlos Figueroa Ibarra, artí­culo para ponerle marco de la mejor madera, como todos con que el sociólogo nos obsequia.