Todo ser humano desde que nace, tiene todo el derecho a vivir, con la autorización y mandato de nuestro Dios omnipotente y poderoso, estando siempre bajo la custodia de sus progenitores, quienes estarán siempre velando por todos y cada uno de sus hijos.
En cada hogar cuando nace un nuevo miembro en la familia, es motivo de alegría, todos se sienten felices y festejan la llegada de un nuevo niño que llega con sonrisas de esas que las personas que las ven guardan siempre dentro de su corazón y que no olvidarán jamás.
Cuando nace ese ser querido, trae dentro de sí, la paz y el amor deseado por todos los habitantes de ese hogar, quienes por nueve meses esperaron la llegada de ese niño que la madre ya lo conocía aunque estuviera dentro de su vientre. El padre ansioso, deseando tenerlo en sus brazos, acariciarlo y el trabajo que él sabe hacer. Enseñarle para que al ser mayor de edad tenga cómo ganar el pan con el sudor de su frente.
Anteriormente, los padres de familia eran muy respetuosos tanto en su casa como en la calle, así eran también los hijos, crecían bien portados, como dignos representantes de sus progenitores, quienes recibían amor, paz y bienestar, dándoles sus alimentos a la hora, ellos aunque pequeños daban las gracias por estar bien atendidos.
Tanto los humanos, como los animalitos de cualquier raza, nacen, y el cuerpo va creciendo, de niño a joven, adulto y se llega las vejez, es cuando perdemos la noción del tiempo y ya no se razona como en tiempos pasados, cuando brotaban de sus mentes muchas cosas bonitas que se ponían en práctica y daban buen resultado.
Hoy se ha venido perdiendo, los padres, por supuesto se hace la salvedad que no todos son así, que les faltan el respeto a sus hijos, los insultan, les pegan y los obligan a irse a vivir a las calles, encontrando otros jóvenes también maltratados en su casa y ahora enfermos y con malos pensamientos.
Todos estos jóvenes se adaptan inmediatamente a todo lo malo que ven en las calles, aprenden a vivir como están los demás, llenos de enfermedades, caminan con muchachitas de su misma clase, pidiendo limosna, si no les dan lo que piden, entonces se ponen de acuerdo con otros y atacan para robarles sus pertenencias.
Toda persona que mira por las calles a estos muchachos, drogándose, tomando licor, y prostituyéndose y robando para satisfacer sus necesidades por el vicio que las tiene enfermas, se cree que es muy difícil dejar eso de los vicios que con tanta facilidad han aprendido.
Se han visto casos que muchos jefes de casa, mandan a sus hijitos pequeñitos a que aborden las camionetas, que visiten los negocios, como tiendas y cantinas a pedir dinero, con pretexto que servirá para alimentos o enfermedades de sus hermanitos, no siendo así sino los obligan a traer dinero para curarse la goma, y seguir tomando durante el día.
Cuando los niños no llevan dinero para lo que el padre quiere, entonces les pegan y los vuelven a mandar a la calle, condicionados que tienen que traer dinero, porque si no les dicen que no los dejan entrar a la casa, ni recibirán ninguna clase de alimentos porque dicen no tener que darles.
Se ruega a todo ser humano ponerse la mano en la conciencia y cambiar su forma de ser con sus hijos para que tomen un camino que los lleve a la felicidad y no a la destrucción como hay muchos. Dios los ilumine.