El derecho a vivir constituye una garantía de carácter constitucional y una obligación del Estado, pues por doctrina reiterada y en fallos del máximo tribunal constitucional, así lo afirma, además, que el propio preámbulo de la Constitución afirma la supremacía de la persona humana como sujeto y fin del orden social, y de allí que en la ley matriz también se regule que el Estado de Guatemala debe organizarse para proteger a la persona humana y garantizar a los habitantes de la República la vida y su desarrollo integral por lo que este derecho constituye un fin supremo y como tal merece su protección (Constitución Política de Guatemala y su interpretación).
En consecuencia, la constante de la violencia en nuestro entorno humano nacional, y sin duda, en el extranjero obedece a una serie de factores externos, muchos de ellos alimentados por conductas criminales, falta de educación, ambición y pérdida de valores morales.
Si se hacen comparaciones, especialmente en el caso terrorífico de la reciente masacre ocurrida en los Estados Unidos, las diferencias son abismales con Guatemala, pues aquella nación ha participado en las grandes guerras mundiales y su población apta para prestar servicio militar lo ha hecho sin ninguna excusa ni pretexto. Están acostumbrados al manejo de armas en todos los estratos sociales.
En cambio, en la situación del pueblo guatemalteco, su inseguridad obedece no a su participación en guerras abiertas con otros países, sino con conflictos sociales internos, pobreza, desempleo y especialmente falta de educación.
Sin embargo, preocupa profundamente el desinterés de aquellas personas y entidades, concretamente, que en lugar de disipar los fenómenos antes descritos, los favorecen o alientan. Ello, es parte del aumento de la criminalidad en el territorio nacional.
La sociedad, implícitamente, aprueba la violencia hogareña, escolar, urbana y rural, so pretexto de una equivocada aplicación de lo que denominan disciplina y que data de la época colonial. Los resultados están a la vista.
Finalmente, si los guatemaltecos no nos preocupamos por mejorar el nivel educativo de la población y elevar el civismo, poco será lo que se pueda avanzar.