La derecha populista, primera formación del país, cumplió hoy su amenaza de pasarse a la oposición y prometió batallar contra una clase política que expulsó del gobierno a su líder Christoph Blocher, pero nombró en su lugar a Eveline Widmer Schlumpf, más moderada.
Por primera vez en medio siglo, un partido que lidera las elecciones se compromete a luchar contra el gobierno, una perspectiva desestabilizadora de un sistema democrático indirecto que permite a 50 mil ciudadanos exigir un referéndum contra leyes votadas por el Parlamento.
«Dejo, por tanto el gobierno, pero no la política», advirtió Blocher hoy desde la tribuna del Parlamento, tras expresar su «indignación» por la forma en que fue excluido del gobierno.
El paso a la oposición de la Unión Democrática de Centro (UDC, derecha populista) se produjo después de que Eveline Widmer-Schlumpf aceptase hoy su elección para el gobierno suizo, sustituyendo así a Blocher, de quien es compañera de partido, si bien más moderada.
El gobierno suizo funciona desde hace 50 años según un sistema de «concordancia» que fija que tres partidos de derecha y uno de izquierda se dividan las siete carteras ministeriales.
Widmer-Schlumpf prestó juramento ante la Asamblea Federal, que reúne a ambas cámaras del Parlamento suizo en Berna.
Su juramento completa el proceso de designación de los siete miembros del gobierno suizo. Seis de ellos fueron confirmados ayer por la Asamblea Federal para otro mandato de cuatro años. El único que, por el contrario, fue rechazado fue Blocher, ministro saliente de Justicia y Policía.
El líder de la derecha populista, un controvertido multimillonario que agita la política suiza desde hace 15 años con un programa xenófobo y antieuropeo, sólo logró 115 de los 246 votos de ambas cámaras. Widmer-Schlumpf, que no era candidata, reunió por su parte 125 sufragios.
El voto del Parlamento se produjo menos de dos meses después de las elecciones legislativas en las que el partido de Blocher confirmó su condición de primera formación del país, con 29% de los votos.
La expulsión del gobierno del líder del UDC -que agita un programa xenófobo y antieuropeo- fue posible gracias a una alianza entre la izquierda y los centristas.
Sobre él habían llovido fuertes críticas por no haber respetado la solidaridad gubernamental durante su mandato y haber llevado a cabo una campaña electoral de tintes racistas.
Tras la exclusión de Blocher, la UDC anunció que se consideraba en la oposición, pese a sus dos miembros –incluida Widmer-Schlumpf– aún en el gabinete.
El gobierno se completa con otros dos ministros del Partido Socialista, uno del Partido Democristiano (centro-derecha) y otros dos del Partido Radical Democrático (derecha).
«Les deseo buena suerte», dijo irónicamente Blocher hoy a los parlamentarios presentes en el recinto.