La derecha populista de la Unión Democrática de Centro (UDC), un partido nacionalista y xenófobo, es desde las elecciones del domingo el primer partido suizo, pero sin fuerza suficiente para imponer solo su programa extremista, consideran los analistas.
La UDC ganó más de dos puntos respecto a las elecciones de 2003, y aumentó su ventaja respecto a la segunda formación del país, el Partido Socialista, que perdió más de cuatro puntos y obtuvo menos del 20% de los votos.
En su programa, la UDC propone reducir los impuestos, luchar contra la burocracia, recortar el derecho de asilo y retirar simbólicamente la demanda de adhesión de Suiza a la Unión Europea (UE).
«La adhesión de Suiza a la UE deberá desaparecer de la cabeza» de los políticos eurófilos, advirtió el presidente de la UDC, Ueli Maurer, tras los resultados electorales.
Sin embargo, el modo de escrutinio proporcional en vigor significa que la UDC sólo tendrá 62 de los 200 escaños del Consejo Nacional, la cámara baja del parlamento.
Por lo tanto, le será indispensable aliarse a los dos partidos de centro-derecha, radicales y demócrata-cristianos, si quiere hacer pasar sus proyectos. Esos dos partidos obtuvieron en total 62 escaños también.
«Â¿Qué va a cambiar? Nada o poca cosa», considera el politólogo Yannis Papadopoulos, profesor en la universidad de Lausana.
La progresión en votos de la UDC «no es un gran cambio en el escenario electoral» y el sistema de coaliciones, que se aplica caso por caso, continuará en el parlamento, prevé este experto.
Durante la última legislatura, el centro-derecha se coaligó con la UDC para aprobar numerosos proyectos legislativos, pero en otras ocasiones cooperó con la izquierda.
«Aunque esté debilitada, el centro-derecha continuará ejerciendo un papel clave», estimó Papadopoulos.
La «segunda vuelta» de la elección tendrá lugar el 12 de diciembre, cuando las dos cámaras del parlamento designen a los siete miembros del gobierno.
Los miembros salientes del gobierno normalmente vuelven a ser elegidos como diputados, a menos que hayan dimitido.
Suiza es gobernada desde hace medio siglo mediante un sistema de «concordancia» que implica la cohabitación de los cuatro principales partidos del Ejecutivo, que abarcan todo el espectro político.
La UDC posee dos de las siete carteras ministeriales, en comparación con las tres del centro-derecha y dos de los socialistas. Esa repartición no debería cambiar.
Los ecologistas, que consiguieron un gran avance con un 11% de los votos y 23 escaños, no parecen sin embargo tener la fuerza suficiente para obtener el cargo ministerial que desean.
El hombre fuerte de la UDC, Christoph Blocher, que polarizó la campaña al acusar a sus adversarios de urdir un «complot» para excluirlo del gobierno, vio como su posición se reforzaba gracias al resultado de su partido.
La UDC continuará con su táctica de estar en el gobierno y promover al mismo tiempo las consultas populares, predice Papadopoulos.
El partido propone regularmente organizar referéndums de iniciativa popular como forma de poner en tensión al régimen político, y su próximo objetivo es hacer votar a los suizos sobre la expulsión de los criminales extranjeros peligrosos, algo denunciado por las organizaciones de defensa de los derechos humanos.