Derecha contraataca tras acusaciones contra Sarkozy


La derecha del presidente francés Nicolas Sarkozy, cuyo nombre fue vinculado con el escándalo de la heredera de L»Oreal que habrí­a financiado ilegalmente su campaña electoral en 2007, acusó a la izquierda de hacerle el juego a la ultraderecha y a la prensa de usar «métodos fascistas».


«Les ruego (…) no hacerle el juego a la extrema derecha», exclamó el ministro de Presupuesto, Francois Baroin, durante una encendida defensa del gobierno ante el Parlamento.

Desde hace tres semanas la oposición pide explicaciones al ministro de Trabajo, Eric Woerth, tesorero de la gobernante Unión para un Movimiento Popular (UMP, derecha) y de la campaña presidencial de 2007, luego de que él y su esposa, Florence, fueran mencionados en unas grabaciones clandestinas de conversaciones entre la heredera del emporio L»Oreal, Liliane Bettencourt, tercera fortuna de Francia, con sus consejeros.

En ellas hablan de evasión fiscal, de la intromisión del Elí­seo (palacio presidencial) en un procedimiento judicial en curso que concierne a Liliane Bettencourt, a su hija y a un fotógrafo a quien le donó unos mil millones de euros, y a sus ví­nculos con los Woerth.

Pero el escándalo dejó de ser un asunto de familia y de posible evasión fiscal y se convirtió en un asunto de Estado, luego de que Claire Thibout, ex contable de Bettencourt durante 12 años, afirmara que en marzo de 2007 la mujer más rica de Francia habí­a dado unos 150.000 euros en efectivo a Eric Woerth para financiar la campaña electoral de Sarkozy.

Según la ex contable, el propio Sarkozy, alcalde durante 20 años de Neuilly sur Seine, adinerada localidad en el oeste de Parí­s, también «recibió sobres» cuando iba a cenar a la casa de los Bettencourt.

Florence Woerth gestionó además hasta hace dí­as parte de la fortuna de Bettencourt.

En Francia, los partidos polí­ticos reciben financiación pública. El máximo autorizado en donaciones particulares es de 7.500 euros anuales para un partido y 4.600 euros para un candidato.

La UMP «profesionalizó la colecta de fondos», según el diario francés Le Monde, y creó el denominado «primer cí­rculo», estructura dirigida por Woerth con el objetivo de reunir a las grandes fortunas en lugares selectos en presencia, algunas veces, del jefe de Estado.

«Somos concientes de nuestra responsabilidad (…) y estamos decididos a no dejar implantarse en nuestro paí­s métodos de otras épocas», sostuvo el secretario general de la UMP, Xavier Betrand, polemizando con la oposición socialista.

La candidata socialista en 2007, Segolene Royal, afirmó que se necesitan «varios karcher» (máquinas limpiadoras a presión) para «limpiar el sistema Sarkozy», retomando una expresión usada años atrás por el actual mandatario para expresar su determinación de poner orden en los agitados suburbios.

Los medios de comunicación, y en particular el sitio internet Mediapart, creado por el ex director de la redacción del diario Le Monde, Edwy Plenel, que desde hace semanas revela entresijos del caso L»Oreal, fueron también blanco del contraataque de la mayorí­a en el poder.

Bertrand acusó a Mediapart de usar «métodos fascistas» y el ministro de Industria, Christian Estrosi, dijo que «ese sitio recuerda con su comportamiento a cierta prensa de los años 30» de la Francia de preguerra, marcada por el auge de grupos de ultraderecha y de ataques personales en los medios.

Todo el escándalo está terminando en manos de la justicia.

Plenel anunció que demandará por difamación a los responsables de la UMP.

La policí­a interrogó a la ex contable y a su ex jefe, Patrice de Maistre, gestor de la fortuna Bettencourt y jefe también de Florence Woerth.

La fiscalí­a de Nanterre (oeste de Parí­s) abrió una investigación por financiación ilegal de partido polí­tico y Woerth anunció que presentará una demanda por «denuncia calumniosa».

Ahora el asunto es la opinión pública y el impacto del escándalo en el electorado potencial de Sarkozy si aspira a su reelección en 2012. Según una encuesta del instituto BVA, el 55% de los franceses piensa que los escándalos que vinculan polí­tica y dinero son más numerosos desde que Sarkozy está en el poder.

Según el diario Le Figaro, Sarkozy, que el martes condenó la «calumnia que busca ensuciar», hablará el 13 de julio, en ví­speras de la fiesta nacional francesa y del tradicional desfile militar en los Campos Elí­seos.