Deponen a presidente tunecino


Fouad Mebazaa, vocero del Parlamento tunecino, se convirtió en el presidente interino, ante la huí­da de Zine El Abidine Ben Ali. FOTO LA HORA: AP Hassene Dridi

Después de 23 años de gobernar con mano de hierro, el presidente de Túnez fue depuesto ayer por una serie de violentas protestas contra el creciente desempleo y la corrupción.

Por ELAINE GANLEY y BOUAZZA BEN BOUAZZA

Una protesta de tunecinos en Bélgica, en contra del presidente destituido. FOTO LA HORA: AP Geert Vanden Wijngaert

En un hecho prácticamente sin precedentes en la historia árabe, el levantamiento populista envió un mensaje a los gobiernos autoritarios que dominan la región.

La oficina del rey saudí­ Abdalá confirmó hoy por la mañana que el presidente depuesto Zine El Abidine Ben Alí­ y su familia habí­an llegado a Arabia Saudí­, tras horas de misterio sobre su paradero.

«Como resultado del respeto que tiene el reino saudí­ por las circunstancias excepcionales por las que pasa el pueblo tunecino y por su deseo de que vuelvan la paz y la seguridad a Túnez, le hemos dado la bienvenida a él», señaló el comunicado.

Pese al júbilo que mostraron muchos manifestantes tunecinos por la caí­da de Ben Alí­, el paí­s enfrentaba incertidumbre. La nación quedó provisionalmente a cargo del primer ministro. Se desconocí­a el papel del ejército en la transición o si la salida de Ben Alí­ bastarí­a para restaurar la calma.

Miles de manifestantes de todas las clases sociales se congregaron en la capital el viernes para exigir la salida de Ben Alí­, tras semanas de protestas en todo el paí­s. El primer ministro Mohamed Ghannouchi anunció en televisión estatal que tomaba el poder.

El cambio de mando en la nación norafricana, conocida por sus ruinas antiguas y playas sobre el Mediterráneo, seguramente tendrí­a repercusiones en los paí­ses árabes y en todo al mundo, al demostrar que la furia de la población puede derrocar a un mandatario tan poderoso como Ben Alí­.

El presidente intentó en vano mantenerse en el poder cuando los disturbios sacudí­an al paí­s el viernes. Declaró un estado de emergencia, disolvió el gobierno y prometió elecciones parlamentarias en menos de seis meses.

El jueves, habí­a prometido no presentarse a la reelección en 2014 y redujo los precios de alimentos básicos, como el pan, la leche y el azúcar.

Aún así­, el viernes se produjeron las manifestaciones más grandes en varias décadas. La policí­a chocó en repetidas ocasiones con los manifestantes y algunos de éstos se treparon a las paredes del temido ministerio del Interior, donde según denuncias se torturaba a los detenidos durante años. Nubes de gas lacrimógeno y humo negro pendí­an sobre la ciudad, mientras las compañí­as turí­sticas evacuaban a miles de extranjeros.

Horas antes, el aeropuerto habí­a sido cerrado en medio de versiones no confirmadas de que Ben Alí­ habí­a dejado el paí­s.

«Asumo en forma temporal las responsabilidades de conducir al paí­s en este momento difí­cil para ayudar a que vuelva la seguridad», dijo Ghannouchi en un discurso solemne. «Prometo, al tomar esta responsabilidad, respetar la Constitución y trabajar para reformar los temas económicos y sociales con cuidado y consultar a todas las partes».

Ben Alí­, de 74 años, llegó al poder en un golpe de estado no violento en 1987, cuando tomó el gobierno de manos de Habib Bourguiba, fundador del paí­s que ostentaba el tí­tulo de «Presidente de por vida». Luego que Túnez se independizó de Francia en 1956, Bourguiba intentó acercar al paí­s musulmán a Occidente.

Ben Alí­ derrocó a Bourguiba por «incompetencia», al decir que se habí­a vuelto demasiado viejo y enfermo para gobernar. Prometió que su gobierno «abrirí­a los horizontes de una vida polí­tica verdaderamente democrática y evolucionada».

Sin embargo, tras un breve perí­odo de reformas iniciales, la evolución polí­tica de Túnez se detuvo.

Un despacho diplomático estadounidense filtrado por el sitio WikiLeaks dijo que Túnez era un «estado policial» y que Ben Alí­ no estaba al tanto de las preferencias de la población.

PRESIDENTE INTERINO


Gobierno de unidad

El flamante presidente interino de Túnez pidió al primer ministro hoy que forme un gobierno de unidad nacional.

El despótico presidente Zine El Abidine Ben Alí­ huyó a Arabia Saudí­ ayer, derrocado por una insurrección popular tras 23 años de régimen férreo.

Fouad Mebazaa, ex presidente de la cámara baja del parlamento, prestó juramento como jefe de estado y dijo que pidió al premier que conforme un «gobierno de unidad nacional teniendo en cuenta los intereses del paí­s».

Mebazaa dijo en un discurso televisado que todos los partidos, tanto de gobierno como de oposición, serán consultados «sin excepciones ni exclusiones».