Son delitos contra el medio ambiente y los recursos naturales, las acciones u omisiones que violen o alteren, las disposiciones relativas a la conservación, protección, manejo, defensa y mejoramiento del ambiente y los recursos naturales.
Asimismo, conviene definir a la contaminación como aquella que introduce sustancias extrañas a un medio dado (Diccionario de Ecología Rioduero).
Por otra parte, la legislación ambiental de la República de Guatemala, se encuentra dispersa en diversos cuerpos de ley, parte desde la Constitución Política de la República hasta las normas generales emitidas por las diversas autoridades administrativas.
Lo anteriormente escrito ha generado cierta confusión en el gremio de Abogados y Notarios del país, pues la legislación que más se viene desarrollando en el medio jurídico nacional es la casual ambiental, o sea, que no está directamente dirigida a la protección ambiental, ejemplo: Códigos Penal y Civil, respectivamente, y sectorial ambiental, como lo constituye la legislación sanitaria o agraria.
Sin embargo, legislación específica o propiamente ambiental, no se encuentra plenamente vigente en el entorno nacional, tal y como lo expondremos más adelante. Ello, sin duda viene poniendo en peligro la seguridad jurídica de los guatemaltecos y favoreciendo los ilícitos y delitos ambientales.
No está demás, hacer del conocimiento público, que la legislación nacional desde el momento en que en la Constitución Política acogiera la normativa ambiental por «la constitucionalización ambiental» (1982), e incluyera diversas normas de efecto ambiental, no puede seguir ajena a todo ese proceso de modernización.
En consecuencia, es absolutamente de urgencia nacional la participación de los diversos sectores científicos, jurídicos y sociales, a efecto de mejorar la calidad ambiental en todo el territorio nacional.
Ejemplos de deterioro del entorno humano sobran en nuestro país, pero resulta inexplicable el que se permita el avance de la contaminación ambiental ya que, probablemente, muchas personas ignoran que sus actitudes depredadoras en lugar de mejorar el turismo y la economía nacionales, sólo permite situarnos dentro de aquellas naciones que no han podido salir del atraso social en que se encuentran.
No se evidencia buena voluntad, salvo uno que otro proyecto particular, pero no nacional, se carece de normas acordes con la suscripción del Tratado de Libre Comercio (TLC), y otros que se proyectan efectuar.
Los últimos descubrimientos en materia ambiental en la República de Guatemala, nos los ha ofrecido LA HORA, con su interesante reportaje sobre la contaminación del lago de Atitlán y Prensa Libre, con la encuesta que publicara sobre la falta de conciencia de la población en el manejo del agua y de los desechos sólidos.
En áreas urbanas, la ciudad capital a la cabeza o región metropolitana, se encuentran en franca contaminación, aire, suelo y agua, no escapan al fenómeno descrito.
Finalmente, hacemos desde esta columna un llamado a las personas interesadas y demás instituciones involucradas en el tema ambiental para que desarrollen una Cruzada Nacional y así erradicar los focos de contaminación que se vienen manifestando en los últimos cinco años, pues de no hacerlo la responsabilidad caerá sobre todos al poner en peligro la salud y bienestar de las presentes y futuras generaciones de guatemaltecos. Estaremos atentos.