Después de la supuesta paz, firmada por algunos actores directos en el conflicto armado, en un suntuoso ambiente arquitectónico con la presencia de la flor y nata de la hipocresía social, vemos y entendemos que dicho acto, lejos de otorgar un verdadero sentimiento de paz en la población, avivó el rencor de quienes aún se sienten traicionados por sus jefes y quienes se consideran victoriosos en el área diplomática.
¿Cumplió su objetivo la firma de la “paz”? ¿Tenemos paz? ¿Vivimos en paz? NO, claro que no, y nos preguntamos de manera ingenua: ¿por qué razón no vivimos en paz? Pues es bien sencillo de explicar: 1) Porque el fuego destructivo de las armas silenció los cañones de fusiles y misiles, pero… reivindicó el poder de la oligarquía sobre el andamiaje administrativo, jurídico y legislativo del Estado, y ello hace que hagan valer ese poder real en las entrañas del campo hasta las míseros asentamientos humanos en la capital.
2) Sin lugar a dudas, es controvertido hablar o escribir del poder real en Guatemala y sus operadores administrativos, judiciales y ejecutivos, especialmente ahora que está en el ejercicio del poder, una de las facciones beligerantes, pues son parte medular de la historia contemporánea de nuestro país por la “voluntad popular” de los electores.
3) Muchos colegas periodistas -que son activistas políticos disfrazados de periodistas- usan espacios radiales, cibernéticos, impresos y/o televisivos para aplaudir y promover al partido político de turno, quizá por voluntad, pago o vocación y algunos defienden incluso, episodios indefendibles de su ignominia, corrupción e incluso de la delincuencia común, organizada y gubernamental.
Está en sus tres manifestaciones evidentes (en todos los gobiernos) creó instituciones que perduran hasta el día de hoy, pero al mismo tiempo, abusó del poder político hasta el extremo, fue y es fuente de corrupción, creando el “sistema económico” denominado “capitalismo entre cuates” como simulada práctica democrática (léase: ilegales concesiones, usufructos, cesión de derechos) sin proyección al sector social.
4) Los gobiernos de Guatemala han hecho y deshecho con la libertad que permite la poca seriedad política, la compra subrepticia de voluntades legislativas y la nula memoria histórica de la población; abrieron las arcas nacionales a la inversión privada, anularon la importancia del Banco de Guatemala y privatizaron los bienes del Estado, así las contradicciones NO han sido parte de su existir, siempre justificadas con discursos, suscribieron pactos con grupos criminales, acribillaron opositores y se constituyeron en los únicos con acceso al poder.
Los partidos en el poder, pecan de un autoritarismo ilustrado, por lo que pregunto: ¿Hacia dónde nos lleva el Partido Patriota a dos años de la entrega del poder? ¿Dejará en las arcas nacionales los pocos bienes del Estado que aún existen?
Dejar deuda pública es parte de la historia de nuestros gobiernos, pues no hubo legislatura que se atreviera a decirle no al Ejecutivo; de ello derivan las dos peores administraciones de la historia: las de los “honrados” empresarios.