El clima de inseguridad y violencia que se vive en el país puede también resultar muy cómodo para quienes quieran eliminar a alguien y atribuir el crimen a la delincuencia común, porque como desafortunadamente en el país nadie está seguro, salvo los que viven rodeados de enormes aparatos de guardaespaldas, es relativamente fácil cometer un crimen y endilgarlo a los robacarros o ladrones de celulares que se desplazan con absoluta impunidad por las calles.
El caso del ataque cometido ayer contra el colega Luis Felipe Valenzuela, uno de los más destacados periodistas del país, ha sido atribuido rápidamente a la delincuencia común y se dice que los que trataron de robarle el carro le dispararon. Puede que sí, puede que no, como reza el dicho y justamente esa incertidumbre es la que debe obligar a las autoridades a realizar una investigación exhaustiva del caso para dar con los responsables, porque mientras estos permanezcan libres, persistirá la duda sobre los verdaderos motivos que pusieron a Luis Felipe en tan grave peligro. Ciertamente como periodistas mostramos nuestra solidaridad con el colega que ayer recibió un balazo y cuya pronta y total recuperación esperamos confiando en la ciencia y en Dios. Pero no es simplemente porque se trate de uno de los nuestros que advertimos sobre esa situación tan peligrosa que se está dando en el país y que abre las puertas para que cualquiera pueda pagar sicarios para eliminar a alguien y hacer aparecer el crimen como un fallido robo de carro o un robo de celular, crímenes que se han vuelto absolutamente comunes por la incapacidad manifiesta de las autoridades. Ayer publicamos el contraste entre lo que ofreció el ingeniero Colom antes de tomar posesión, cuando dijo que en ocho meses se notaría el efecto de su plan de seguridad, y lo que podemos decir es que en ocho meses vimos un incremento de la criminalidad que sigue cobrando vidas y afectando a personas de todos los estratos. La verdad es que, entre otras cosas, ese terrible clima que sufrimos termina siendo muy beneficioso para los grupos siniestros que no vacilan en usar la violencia para eliminar adversarios en los distintos campos de la vida nacional, porque como decimos, siempre resulta muy cómodo decir que un atentado cualquiera fue producto de la delincuencia común. Exigimos el esclarecimiento del ataque contra el colega Luis Felipe Valenzuela, quien dirige uno de los más centrados e influyentes programas de información radial del país y reclamamos la implementación de algún plan coherente que nos devuelva a los ciudadanos el derecho a la seguridad y la garantía de la vida.