El Papa Benedicto XVI inicia el viernes una delicada visita a Chipre, días después del sangriento ataque israelí a una flotilla humanitaria que ha conmocionado y avivado las tensiones en la región.
El ataque israelí a una flotilla de ayuda humanitaria a Gaza, en el que murieron nueve personas, «no influenciará el desarrollo del viaje», afirmó a la prensa el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
«Es un evento muy triste y preocupante para el clima general» en Oriente Medio, dijo, mientras que Benedicto XVI pide sin cesar la paz en esta atormentada región, al igual que lo hizo durante su viaje en Tierra Santa hace algo más de un año.
El objetivo oficial del viaje es la entrega del documento de trabajo para el sínodo sobre Oriente Medio del 10 al 24 de octubre en el Vaticano.
El texto califica la ocupación israelí de «política injusta impuesta a los palestinos», según extractos desvelados el martes por la prensa local.
Entregado en manos propias el domingo por Benedicto XVI a los 12 miembros del Consejo pre-sínodo durante una misa en Nicosia, debería desarrollar un primer documento publicado en enero, indicó el padre Lombardi. Este subraya la necesidad para los cristianos y los musulmanes de «enfrentar juntos» la «amenaza» de las «corrientes extremistas» islámicas.
Para el padre Lombardi, «la paz será la clave de lectura de este viaje» en esta isla «puente entre Europa y Asia» y «cruce entre culturas y religiones».
El ecumenismo, que Benedicto XVI ha fijado como una de las prioridades de su pontificado, será otro tema importante. De hecho, será el primer viaje de Benedicto XVI en un país de mayoría ortodoxa, y la primera visita de un Papa a esta isla mediterránea. Y el jefe de la Iglesia ortodoxa chipriota, el arzobispo Chrysostomos II estará presente a su lado a lo largo de los tres días.
La Iglesia ortodoxa chipriota, autónoma, está muy vinculada a la Iglesia ortodoxa rusa, que representa el 80% del total de los fieles, con la que las relaciones se han descongelado de forma importante desde las elecciones de Benedicto XVI y del patriarca de Moscú Kirrill. El jefe de la diplomacia ortodoxa, Ilarion, incluso manifestó su deseo de un encuentro entre Benedicto XVI y Kirill, el cual sería el primero de este tipo desde el cisma de 1054.
Pero algunos responsables ortodoxos chipriotas manifestaron su oposición a esta visita, entre ellos el influyente obispo de Limassol (suroeste) Athanasios. Chrysostomos II les tuvo que llamar la atención y afirmar que la visita papal no suponía ningún peligro.
El padre Lombardi consideró la disputa «marginal» y señaló que Chrystomos II es «muy respetado y controla la situación».
Los escándalos por pedofilia que sacuden a la Iglesia católica desde hace unos meses también estarán presentes en Chipre, donde dos organizaciones han pedido la detención del Papa por haber encubierto a obispos culpables.
En esta isla con múltiples minorías, un encuentro con los responsables musulmanes es «posible», aunque no está inscrito en el programa, añadió el padre Lombardi.
Nicosia, por su parte, cuenta con la visita del Papa para «poner el foco» en la particular situación de la isla, dividida entre chipriotas griegos y chipriotas turcos desde 1974, nota un observador.