Del perfil del Procurador de los Derechos Humanos (II)


A continuación analizaremos la actitud asumida por los tres candidatos integrantes de la terna designada por la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de la República, en el perí­odo previo a su postulación como candidatos.

Carlos Rafael Rodriguez Cerna

En ese orden de ideas tenemos, por una parte, el caso del candidato diputado, quien se sabe que al dí­a de hoy aún no ha renunciado a su curul en el Congreso de la República, donde continúa ostentando el cargo, aprovechando así­ todas las relaciones y ventajas que acarrea el ser miembro integrante del órgano encargado de llevar a cabo la elección; esperemos que no se llegue al insólito extremo de que participe en la misma con voz y voto.

El otro candidato va por la reelección para otro perí­odo, sin embargo, tampoco éste ha renunciado a su cargo. Ha sucedido todo lo contrario, pues éste optó por permanecer ejercitando sus funciones, aprovechando así­ toda la infraestructura y los recursos de la institución. De manera espeluznante fue posible enterarse de las graves denuncias que el estudiantado san carlista ha hecho en su publicación del «No Nos Tientes», en donde se habla, incluso, de todo un aparato montado hace más de un año para efectos de trabajar la reelección, y todo ello con los recursos de la institución.

Por último tenemos el tercer candidato, el licenciado Ramón Cadena. Dicho candidato de todos es sabido que trabajaba últimamente para la Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, es decir, para un organismo internacional. Sin embargo, sabedor que dicho organismo internacional incluye dentro de su mandato la fiscalización en Guatemala del fortalecimiento institucional, al decidir participar en la convocatoria para la elección del Procurador de los Derechos Humanos, lo primero que hizo fue renunciar a su cargo en Naciones Unidas, para evitar que se pudiera especular sobre el apoyo de dicho organismo internacional a su candidatura.

Si contrastamos la recién delineada actitud asumida por cada uno de los tres candidatos, sin mayores dificultades ni grandes elucubraciones jurí­dicas, a simple vista resalta que la actitud asumida por el licenciado Ramón Cadena, difiere diametralmente de la de los otros dos contendientes: él ha mostrado integridad, moralidad, dignidad, sapiencia y probidad en su conducta, atributos que definitivamente no pueden atribuirse a los otros dos candidatos comentados. Así­ pues, de esa simple comparación de actitudes asumidas, se percibe de manera contundente un panorama claro de las cualidades que debemos buscar en el próximo Procurador de los Derechos Humanos. Es eso precisamente lo que la patria demanda: que las más importantes funciones públicas sean desempeñadas por ciudadanos que con su diario accionar nos ilustren indubitablemente de sus atributos personales, y no con bizantinas teorí­as de supuestos impedimentos constitucionales, mientras que sus acciones son inconsecuentes con su prédica. De qué le sirve a la patria un Procurador de los Derechos Humanos que supuestamente no está vinculado polí­ticamente a ninguna facción, cuando vemos que aprovecha el cargo que ostenta para vendernos una imagen, y vemos que no ha sabido participar en la contienda de manera justa y en igualdad de condiciones, permaneciendo enquistado en su cargo, aprovechándose así­ de los recursos e infraestructura de la institución para fines electoreros. ¡Qué razón asiste entonces al doctor Enrique Rojas F., jurista costarricense, cuando afirma que en Suecia y Finlandia se ha preferido un término de función muy leve para evitar la burocratización de la institución y cuando expone el peligro de la renovación sin lí­mite del mandato que conlleva el riesgo de que el deseo de hacer carrera arriesga a veces al Ombudsman a moderar su celo crí­tico frente a la Administración!

Merece mención que el licenciado Ramón Cadena Rámila cuenta con una brillante e inmaculada hoja de vida que incluye 25 años de ejercicio profesional dedicado a la protección y promoción de los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario y Derecho Internacional de Refugiados, en la que dentro de sus logros se incluye el haberse comprometido con el Proceso de Paz en Guatemala y El Salvador, así­ como conocimiento de otros procesos como el de Afganistán, entre otros; haber trabajado en la protección de poblaciones retornadas, refugiadas y desplazados internos bajo situaciones de extremo peligro y riesgos, tanto en el caso del conflicto armado interno de El Salvador, y en otros paí­ses centroamericanos, así­ como en el de Pakistán. Especial mención merece el haber sido distinguido en enero de 2000 por el Consejo Superior Universitario Centro Americano (CSUCA) como «Lí­der de la paz y del respeto a los Derechos Humanos en Centroamérica» por su trabajo educativo sobre Derecho Internacional Humanitario con las instituciones de educación superior de la región centroamericana.

Es por todo lo anterior que los honorables diputados deben ponderar mesuradamente la elección del próximo Procurador de los Derechos Humanos, escogiendo a aquél de los tres candidatos que ha demostrado con sus obras integridad, moralidad, dignidad, sapiencia y probidad en su conducta, atributos tan necesarios para un cargo de tan alta investidura.