Del editorial de Prensa Libre de ayer


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Me sorprendió leer el editorial de Prensa Libre de ayer titulado “Despenalizar dejó de ser una opción” porque pocas veces un medio tan conservador ideológica y editorialmente es tan tajante y decidido en sus opiniones como se le vio en la edición del 29 de febrero.

John Carroll S.


No viví mucho esas épocas pero sospecho que Chepe, Doña Tere y Álvaro Contreras Vélez volverían a caer muertos al ver la ligereza con la que el matutino de más historia y tradición del país se refiere a una de las propuestas más audaces que un gobernante ha hecho en los últimos años en Latinoamérica.   No sé si el diario está jugando a imponer la opinión de sus dirigentes editoriales ante sus lectores, pero en todo caso son absolutamente libres de publicar lo que crean conveniente.

En su primera oración el artículo dice: “La idea lanzada por el presidente Otto Pérez Molina para discutir la posibilidad de despenalizar la producción, transporte y consumo de drogas dejó de ser una opción,…” y posteriormente continúa: “Ello hace innecesaria la gira de la vicepresidenta Roxana Baldetti …”  Lo peor del caso es que mientras sigo leyendo el artículo mi incredulidad aflora con más fuerza cada palabra que avanzo.
Simplemente no comprendo cómo un medio tan poderoso y grande como Prensa Libre puede esgrimir motivos tan vacíos y burdos para razonar sus comentarios.   El editorial anima al Gobierno a dar por perdida una discusión que ni siquiera ha iniciado formalmente y simplemente callar por el hecho que supuestos líderes mundiales dicen que tenemos que callar. Callate, patojo mula… no sabés lo que hablas, le decían a uno; me dicen todavía, cada vez menos lo de patojo y cada vez más lo de mula. Pero por supuesto que esa no es razón sino para darse cuenta que lo que uno piensa, analiza y dice puede ir encaminado a la búsqueda de la verdad y no puede ser derrotado por simples ínfulas de superioridad sino por razonamientos lógicos, informados y cabales.

El Editorial se da el lujo de sugerir la obediencia servil del presidente Pérez Molina ante organismos tan inútiles como la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU, y bueno yo me pregunto ¿Quiénes serán estos? Por el apellido los conozco y supongo que es la misma lacra de sanguijuelas vividores como toda su parentela.  Hay que preguntarles a los señores de Prensa Libre de dónde les salió esta furia sistemática contra la propuesta del Presidente.  ¿Qué escorpión de moralismo les picó? ¿Será complejo de choleros, lamebotas o sobalevas?

Continúa el artículo diciéndole al Gobierno que lo que debe de hacer a la brevedad es “admitir su error”. Los errores se comenten cuando se prueba que mis acciones efectivamente fueron erróneas pero no se puede errar sin actuar. La Vicepresidenta apenas por la mañana del día de ayer había emprendido su viaje y horas antes las rotativas ya imprimían el fracaso.   Finaliza con un párrafo terriblemente adulador en donde regaña como un cura a un muchachito diciéndole que lo que diga la señora Napolitano es lo que se debe de hacer. Casi se puede escuchar los gritos de Mario Antonio diciendo ¡¡¡Invíteme a almorzar a su casa, señor embajador!!! Por favor, necesito sentirme importante y yo le estoy haciendo ganas.

No sé a qué o a quién se debe este editorial, pero es tan  claramente definido que no invita a pensar bien de los incentivos que tuvieron para redactarlo.