El presidente de Paraguay, Nicanor Duarte, dijo tras renunciar hoy a la jefatura de Estado que no abandonará la política a pesar de la derrota de su Partido Colorado en las elecciones del 20 de abril.
«Dejo el gobierno pero no la política. Seguiré militando activamente, no por el simple afán de reconquistar el poder, sino porque esencialmente en lo social profundizaremos el compromiso con el pueblo», señaló el gobernante.
En un mensaje a la nación luego de entregar su carta al presidente del Congreso, Miguel Saguier, el mandatario explicó que su renuncia anticipada tenía directa relación con su juramento como senador programado para el 1o. de julio.
«El no tratamiento de mi renuncia sería un incumplimiento de la constitución», advirtió al contestar a los legisladores que buscan impedir que jure aduciendo que debe completar su período el 15 de agosto, día fijado para que entregue el poder al presidente electo, Fernando Lugo.
«No busco un blindaje al amparo de los fueros. Si fuera así, con la senaduría vitalicia hubiera sido suficiente», subrayó.
Remarcó que desde el Congreso «colaboraré para que el país siga creciendo, y en lo posible, bajo mejores condiciones políticas».
Duarte dijo no tener «ni odio ni rencor» contra los que realizan una intensa campaña para evitar que integre el Senado.
Lamentó que sus enemigos políticos hayan olvidado la actitud del oficialismo de permitir que compita en las elecciones del 20 de abril el presidente electo Fernando Lugo, obispo católico suspendido en sus funciones episcopales por el Vaticano.
La postulación del obispo generó una fuerte controversia debido a un artículo constitucional que prohíbe la candidatura de ministros de religión.
El presidente electo dijo estar de acuerdo en que Duarte jure como senador, no así sus aliados políticos. Estos dieron directivas a sus legisladores para rechazar la renuncia.