Dejen hablar a Jocotán


«Estamos para rechazar la forma abusiva de abrogarse la voluntad comunitaria y de cómo ustedes creen saber lo que le conviene a los pueblos.»

Carta del pueblo chortí­.

El sistema económico que impera en Guatemala utiliza el silencio como herramienta para garantizar el sometimiento de la mayor parte de la población a intereses mezquinos de unos cuantos que, nunca saciados, intentan sacar provecho y ganancia de todo cuanto haya alrededor. «Â¡A callar!» es su mandato cotidiano.

Ricardo Ernesto Marroquí­n
ricardomarroquin@gmail.com

Utiliza la parafernalia y los discursos lastimeros para hacer creer a la mayorí­a que las desgracias que sobrevienen a la población más pobre y excluida vienen de cualquier otra parte y no como consecuencia de la acumulación de tanta riqueza, de tantos recursos productivos, en sus manos, en sus pocas manos. Cada año acostumbran a masturbarse la conciencia practicando la caridad en esas regiones afectadas por la falta de lluvias y, donando alimentos, logran tranquilizar los resabios de culpa que les deja ver a tanto niño con la panza hinchada y las piernas escuálidas.

¡Y vaya si no son cí­nicos! Mientras una mano parece alcanzarles para darse de golpes en el pecho, con la otra trazan planes para despojar a la población de los recursos naturales indispensables para vivir. Y nuevamente en silencio, de puntillas, y con engaños, se aseguran unas cuantas firmas y huellas digitales para decir que el pueblo chortí­ de Jocotán está a favor de la construcción una hidroeléctrica sobre el rí­o Jupilingo.

Obviando el mandato del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la empresa «Desarrollo de Generación Eléctrica y Manejo de Recursos Naturales, Las Tres Niñas S.A.» no efectuó una consulta en las comunidades para saber si les aceptan o no la construcción de la hidroeléctrica El Orégano y, conscientes de los errores de su Estudio de Impacto Ambiental (EIA), trataron de alcanzar a escondidas el permiso del Gobierno para que nadie tuviera la oportunidad de presentar objeciones.

Sin embargo, las comunidades chortí­es de Jocotán, conscientes de la necesidad de proteger la única fuente de agua que tienen para vivir y para regar sus cosechas, han decidido romper el cerco de silencio que les han tratado de imponer, y presentaron más de tres mil firmas al Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) para que se revise el EIA de Las Tres Niñas, S.A., y para que se realice una consulta popular en donde la población decida sobre la viabilidad o no de la construcción del proyecto. «De esta forma -asegura una carta que fue presentada al gobierno la semana pasada por cien representes de la región chortí­-, preservará la vida, el desarrollo sustentable, la paz y el buen vivir en esta región golpeada constantemente por severas crisis alimentarias producto del abandono y exclusión social, polí­tica y económica a la que ha sido sometida históricamente».

Hasta el momento, el actual Gobierno se ha manifestado abiertamente a favor de las iniciativas privadas que les interesa la extracción de minerales a cielo abierto, la construcción de hidroeléctricas y la depredación de los recursos naturales de nuestro paí­s, pero debe tomar en cuenta que este caso es sumamente especial, ya que las comunidades que pueden ser afectadas por la utilización del rí­o Jupilingo para la generación de electricidad, son amenazadas constantemente por la falta del recurso hí­drico.

La manifestación es una manera de hablar, y la consulta popular, tal como se contempla en el Convenio 169 de la OIT y en el Código Municipal, es una de las formas más democráticas para que una comunidad pueda hacer valer su derecho a la palabra, su derecho a decidir, no como lo acostumbra la iniciativa privada, que impone sus intereses y luego culpa a otros sobre las desgracias que caen sobre la población. Dejen que el pueblo de Jocotán hable, dejen que diga qué es lo que les parece mejor sobre el rí­o Jupilingo. Ya verán que este pueblo chortí­ no es portada de periódicos únicamente por la hambruna.