Dejará el poder si la tierra es de los negros


Augustine Chihuri, jefe de la Policí­a de Zimbabue, acusando a la oposición de

El presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, afirmó que pretende permanecer en el poder hasta que se restituyan todas las tierras a la mayorí­a negra del paí­s, en tanto que la Unión Europea acentuó la presión para que cese la represión polí­tica, a una semana de la elección presidencial.


«Cuando esté seguro de que este legado (la restitución de las tierras) está realmente en sus manos (…), entonces podré decir: bien, el trabajo está hecho», dijo Mugabe, citado por el diario The Herald, que es la voz del régimen.

«Camino por esta tierra, cultivo esta tierra, duermo en ella… es nuestro verdadero legado», añadió Mugabe según The Herald, que citó las palabras pronunciadas por el Presidente en dos mí­tines celebrados en el oeste de Zimbabue, a una semana de la segunda vuelta de la presidencial, el 27 de junio.

El Presidente -de 84 años y en el poder desde la independencia de Zimbabue, en 1980- se embarcó hace una década en una caótica reforma de la distribución de las tierras que hasta ahora conllevó la expropiación de 4.000 granjeros blancos por el Estado zimbabuense.

Mugabe advirtió previamente que está dispuesto a luchar para mantener a la oposición lejos del poder y reiteradamente acusó a su rival, el lí­der de la oposición, Morgan Tsvangirai, de ser una ví­ctima de las burlas de la ex potencia colonial de Zimbabue, Gran Bretaña.

La oposición rechazó esa acusación y denunció la campaña de violencia puesta en marcha por el régimen de Mugabe antes de la cita del 27 de junio en la que habrí­an muerto unos 70 opositores.

Pese a esa violencia, Tsvangirai hizo un llamamiento el viernes a «votar nuevamente por el cambio» en una carta abierta a los seguidores de su partido, el Movimiento por el Cambio Democrático (MCD).

Por su parte, el MDC se declaró el viernes «determinado» a participar en la segunda vuelta de la presidencial.

En esta se contará con la presencia de 370 observadores extranjeros y locales, en su mayorí­a africanos, y de 154 periodistas, ocho de ellos extranjeros, según datos facilitados el viernes por la Comisión Electoral de Zimbabue (ZEC).

«La gente estuvo sometida a la violencia y la intimidación flagrante y está descontenta porque no pudimos llegar al electorado», reconoció Innocent Gonese, secretario de asuntos legales del MDC, en declaraciones a la AFP.

«Pero la gente dice que, a pesar de todo, no nos deberí­amos retirar y nosotros creemos que retirarnos no resolverá nada», agregó.

En las elecciones generales del 29 de marzo, Mugabe sufrió un serio revés pues no sólo su partido perdió el control de la cámara de diputados sino que él quedó segundo, por detrás de Tsvangirai, de 56 años, en la presidencial.

Esos resultados desencadenaron un perí­odo de violencia polí­tica en el paí­s africano, donde fueron arrestados numerosos partidarios del MDC, entre ellos el número dos del partido, Tendai Biti, que el jueves fue acusado de subversión por lo que podrí­a ser condenado a muerte.

Respecto a Biti, la justicia de Zimbabue se negó el viernes a levantar las acusaciones en su contra, según un periodista de la AFP en Harare.

El aumento de la presión del régimen de Zimbabue contra la oposición a medida que se acerca el 27 de junio ha alzado también las crí­ticas de la comunidad internacional.

En este contexto, la Unión Europea (UE) advirtió el viernes estar lista para tomar nuevas sanciones contra los responsables de la violencia polí­tica en Zimbabue, en alusión al régimen de Mugabe.

La Comisión Europea es el principal donante del paí­s africano, al que en 2007 dio 90,7 millones de euros en asistencia humanitaria y otras ayudas para la población.

La UE ya reforzó en junio de 2007 sus sanciones impuestas en 2002 al régimen zimbabuense debido a la represión de la oposición y la violación de los derechos humanos.

Muchos denuncian que debido a la reforma de Mugabe, algunas de las granjas más productivas del paí­s quedaron en manos de gente sin experiencia o de amigos del régimen.

Famoso en el pasado por su floreciente agricultura, Zimbabue sufre una dura crisis económica con la inflación más alta del mundo y una carestí­a alimentaria.