Cuatro años llevamos los chapines de estar haciéndonos la ilusión de portar nuestro DPI (Documento de Identificación Personal) en una moderna tarjeta electrónica cómodamente guardada en nuestra cartera, en vez de andar llevando una libreta protegida de una y mil maneras para evitar su deterioro. Nos encanta vivir de vanas ilusiones y nuestras autoridades rápido se encargan de botarnos el ánimo, de bajarnos de las alturas, para ponernos con los pies bien puestos en el suelo. Millones de veces hemos oído que la Cédula de Vecindad no es confiable y los trinquetes ¡vaya si no nos constan! Pero siempre nos dicen lo mismo, no hay dinero para algo tan moderno como esencial, confiable y elemental, pero sí para gastarlo a manos llenas en propaganda o en politiquerías innecesarias, como esa de botar Q7 millones en conmemorar la Revolución de Octubre, que es lo mismo a seguir (si mucho) comiendo frijoles, pero eructando pollo.
Todos sabíamos que la tarea sería cuesta arriba. Tampoco ignorábamos que toda la infraestructura, la legislación, los procedimientos y sistemas para emitir un confiable DPI iba a costar un ojo de la cara sin embargo, nuestros políticos no tardaron en decir que el dinero no sería problema, por lo que se aseguró que para las elecciones de 2011 la nueva identificación la llevaría cada quien en su bolsillo. Pero, por lo que nos están contando, lo más seguro es que volvamos a utilizar la Cédula de Vecindad y si mucho, tendríamos que ejercer nuestro voto con ambos documentos. ¡Otra vez haciendo las cosas parchadas o a rajatablas!
Si a alguien se le ocurriera ofrecer que para el 2011 se podría ejercer el voto electrónicamente o que nuestros paisanos que por pura necesidad viven en el extranjero, podrían acudir al consulado que les quedara más cerca para cumplir con su obligación ciudadana de votar ¿qué clase de tomadura de pelo sería esa? No tengo necesidad de convencerlo, estimado lector, si le digo que todavía es una quimera obtener la reposición de su Cédula de Vecindad; que el Tribunal Supremo Electoral no tiene el software indispensable para empadronar a los nuevos ciudadanos; que el próximo proceso electoral ya se aprecia muy complicado y difícil de llevarlo a cabo; que el proceso de digitalización está tan verde que hay serias dudas para que se pueda levantar un padrón electoral técnicamente confiable y que el gobierno central, a pesar del compromiso que tiene en sus manos, en vez de presupuestar para el RENAP los Q600 millones que forzosamente requiere para el año 2010 solamente incluyó en el proyecto Q100 millones y para finalizar esta pequeña recopilación, ¿por qué será que Congreso no legisla lo que hace falta para agilizar todo el procedimiento? ¿Alguien podrá dudar que los políticos todo lo dejan para última hora y que sus promesas siguen siendo iguales a los cantos de sirena?