Deja ministerio de Interior


Apoyo. El candidato de derecha por la presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy (D) fue recibido por sus simpatizantes en Parí­s.

El aspirante conservador a la presidencia de Francia, Nicolas Sarkozy, favorito según los sondeos, abandonó hoy su cargo de ministro de Interior, a menos de cuatro semanas de las elecciones, para consagrarse por entero a la campaña y ser un candidato «libre».


«He elegido la fecha de mi salida y heme aquí­ libre para dirigirme hacia los franceses», declaró Sarkozy en su discurso de despedida, declarando su prioridad ahora era intentar «cambiar de acera», refiriéndose al palacio del Elí­seo, sede de la presidencia, situado enfrente de la sede del ministerio de Interior.

El candidato, de 52 años, será sustituido en el cargo por Franí§ois Baroin, ministro de los departamentos de Ultramar, hasta que se forme un nuevo gobierno tras las elecciones presidenciales de abril y mayo.

Además de Sarkozy, hoy también abandonó su cargo el titular de Salud, Xavier Bertrand, que es ahora portavoz del candidato, y fue sustituido por Philippe Bas, ministro encargado de la tercera edad y la familia.

Hoy, antes de la ceremonia de paso de poderes, Sarkozy fue recibido por el presidente, Jacques Chirac, y el primer ministro, Dominique de Villepin.

En estos dí­as, ambos responsables anunciaron que el 22 de abril, fecha de la primera vuelta, votarán por Sarkozy, candidato de la UMP, partido al que los tres pertenecen, aunque sus relaciones con el ex ministro de Interior no son precisamente idí­licas.

Por otra parte, la salida de Sarkozy del ministerio de Interior calmará las crí­ticas de la oposición de izquierda que durante semanas ha denunciado la acumulación de poderes del candidato conservador.

Sarkozy, que dirigió el ministerio de 2002 a 2004 y de 2005 hasta hoy, se felicita por haber reducido las cifras de la delincuencia y dado más seguridad a los franceses.

Con respecto a la inmigración, otro de sus caballos de batalla, Sarkozy aumentó el número de expulsiones de clandestinos (24 mil en 2006) e impulsó una ley para limitar, controlar y filtrar a los inmigrantes.

El momento más difí­cil de su gestión fue sin duda la ola de violencia en los barrios periféricos de Parí­s y otras ciudades francesas, en noviembre de 2005.

En aquel momento, Sarkozy llamó «escoria» a los habitantes de estos suburbios, donde no es bien recibido hasta hoy y no consigue hacer campaña.

Hoy, la aspirante socialista a la presidencia, Ségolí¨ne Royal, consideró que el balance de Sarkozy como ministro de Interior habí­a sido un «fracaso» y consideró que su rival no mejoró las cifras de seguridad ni tomó «ninguna medida seria» para dar más calidad de vida a los suburbios.

La última de las polémicas propuestas de Sarkozy fue la creación de un ministerio de la Inmigración e Identidad Nacional, idea que cuenta con un apoyo mayoritario de los electores franceses.

En los últimos dí­as, Royal también decidió mencionar la idea de nación en su campaña y realizó una defensa inesperada del himno y bandera nacionales, que todos los franceses deberí­an tener en casa, según ella. No obstante, para la socialista, la identidad nacional «no consiste en preguntar de dónde se viene sino cómo se quiere vivir juntos».

Según encuestas, si las elecciones presidenciales francesas se celebraran hoy, Sarkozy obtendrí­a un 26% de los votos en la primera vuelta, seguido de Royal, con 25% y del candidato de centro, Franí§ois Bayrou, con 22%.

Además, el candidato conservador derrotarí­a a Royal en la segunda vuelta por un 52% de los votos contra un 48% para su adversaria de izquierda.

Sistema

En Francia, el presidente de la República es elegido por sufragio universal directo en unas elecciones nominales en dos vueltas y para un mandato de cinco años renovable.

El ganador debe recibir la mayorí­a absoluta de los votos (sin contar blancos y nulos), es decir la mitad más uno, en una o dos vueltas de los comicios.

Si ninguno de los candidatos consigue la mayorí­a absoluta en la primera ronda, se organiza una segunda dos semanas después.

En la historia de la V República francesa ningún presidente fue elegido en la primera vuelta, ni siquiera el general Charles De Gaulle, quien en 1965, después de un primer mandato para el que fue designado en 1958 por un Colegio electoral compuesto por diputados, tuvo que librar una segunda vuelta contra el socialista Franí§ois Mitterrand.

En la segunda ronda y según la Constitución, sólo se presentarán los dos candidatos más votados en la primera.

Desde 1962, la República francesa es una circunscripción electoral única, es decir, todos los ciudadanos franceses inscritos en una lista electoral participan en la elección del presidente. El voto no es obligatorio.

La elección del nuevo jefe de Estado tiene lugar entre 20 y 35 dí­as antes de que expiren los poderes del presidente en ejercicio.

En un referéndum celebrado en septiembre de 2000, se redujo el mandato del presidente de siete a cinco años.

En la II República, de 1848 a 1852, el presidente de la República era elegido para un mandato de cuatro años por sufragio universal directo, pero hubo sólo uno, Louis-Napoleón Bonaparte.

De la III República (1871-1940) hasta el fin de la IV (1946-1958) el presidente fue elegido por los miembros de la Asamblea Nacional y el Senado reunidos en Congreso.

El presidente de la República tiene sus poderes estipulados por la Constitución del 4 de octubre de 1958, que establece un ejecutivo de dos cabezas: el presidente de la República y el gobierno.

Algunos poderes, sin embargo, son propios del jefe de Estado y la repartición de las atribuciones depende sobre todo del clima polí­tico y las relaciones del mandatario con la mayorí­a parlamentaria.

Entre las funciones del presidente de la República destacan velar por el respeto de la Constitución, garantizar la independencia nacional y la integridad territorial.

El jefe de Estado puede además tomar medidas en caso de amenazas graves e inmediatas, debe nombrar al primer ministro, aprobar a los embajadores, ratificar tratados, someter a referéndum algunos proyectos de ley, promulgar leyes, disolver las Cámaras, congraciar a prisioneros, dirigir el ejército, garantizar la independencia del poder judicial y revisar la Constitución.