La División Especializada en Investigación Criminal (Deic) lanza una advertencia para que los ciudadanos prevengan ser extorsionados, ya que noviembre y diciembre son los meses calificados como «conflictivos».

Investigadores de la institución policial dicen que en los últimos meses del año, así­ como en julio, se reporta el mayor número de extorsiones, derivado de que los delincuentes saben que las ví­ctimas reciben salarios extras.

Según se indica, el problema se disparó en los últimos dí­as, pues de ocho denuncias diarias, el número se incrementó a 20, principalmente contra viviendas.

Las fuerzas policiales dicen que las cárceles continúan siendo los centros de operación del crimen, pues del Preventivo para Varones de la zona 18 salen llamadas para extorsionar a la población, mientras que de la cárcel de El Boquerón se exige saldo para tarjetas telefónicas.

Recomendaciones

Las autoridades piden a la población no dejarse engañar ni amedrentar por los delincuentes, estos argumentan que conocen a las ví­ctimas, pero realmente es falso, pues obtienen los datos de las guí­as telefónicas.

De acuerdo con las recomendaciones, si los delincuentes no tienen información exacta de las ví­ctimas es preferible desconectar el teléfono por varios dí­as.

Sin embargo, las autoridades sugieren que si el extorsionista ofrece datos de familiares, horarios, nombres, entre otros, soliciten la asistencia de un investigador, pues la posibilidad de causar daño es grande, porque hubo un análisis antes de la persona. Los números que ponen a disposición de la población son 5608-0925, 2251-4763 y 4056-1949.

A los residentes de las zonas 18, 6, 12, 1, Villa Nueva, Villa Hermosa, Villa Canales, Mixco, Xela, Mazatenango, Chimaltenango y Baja Verapaz, deben tomar en cuenta que son los puntos con mayor incidencia de extorsión y por eso, ante una llamada sospechosa deben desconectar el teléfono o cambiar de número.

Ví­ctimas Cada dí­a se engrosa la lista de ví­ctimas de extorsión, a su vez, las historias de dolor y las penurias que viven quienes deben sobrellevar el martirio de dejar su casa o en el peor de los casos, esperar el ataque violento de los delincuentes.

Los vecinos de las zonas rojas, sufren las secuelas fí­sicas y psicológicas que les provoca el daño causado por los malhechores, el cual concluye con enfermedades y constante depresión.