La agencia calificadora de crédito Moody’s Investors Service degradó el viernes en un peldaño, de AAA a AA1, la nota de los bonos gubernamentales de Gran Bretaña, tras señalar que el aletargado crecimiento económico y la creciente deuda están debilitando la perspectiva del país a mediano plazo.
El jefe del Tesoro, George Osborne, dijo que el golpe no hizo sino reforzar su determinación de «cumplir con el plan de recuperación económica» que se ha trazado, con base en severos recortes al gasto.
Moody’s señaló que las perspectivas «contenidas» de crecimiento, así como una «carga alta y creciente de deuda» están pesando en la economía británica.
La agencia agregó que la deuda en aumento implica «un deterioro en la capacidad de absorción de impactos por parte del balance gubernamental, lo que difícilmente se revertirá antes de 2016».
Sin embargo, consideró que «la capacidad de crédito de Reino Unido sigue siendo extremadamente alta», y que su perspectiva es estable.
Moody’s indicó que «una combinación de voluntad política y fortalezas económicas fundamentales y subyacentes a mediano plazo permitirán, con el tiempo, que el gobierno implemente su plan de consolidación y revierta la trayectoria de deuda de Reino Unido».
Para el gobierno británico, la decisión resultó desagradable pero no inesperada. Las tres grandes evaluadoras —Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch— habían colocado ya la nota del país con perspectiva negativa, en un momento en que la economía sigue pasando problemas.
El gobierno encabezado por los conservadores está recortando 50.000 millones de libras (80.000 millones de dólares) en el gasto hasta 2015, en un intento por abatir la deuda nacional, que se ubica en más de 1 billón de libras, por encima del 70% del producto interno bruto.
Moody’s advirtió que esa proporción ascenderá a su nivel máximo, de poco más de 96% del PIB, en 2016.