Legisladores de la izquierda y grupos feministas de México iniciaron el domingo una campaña informativa para defender un proyecto de ley que pretende permitir el aborto en la capital del país, ante la oposición emprendida por colectivos conservadores y la Iglesia.
«No estamos promoviendo el aborto, estamos levantando la voz porque se trata de un problema de salud pública y queremos reconocer el derecho de las mujeres a decidir», dijo a la prensa Elba Garfias, diputada en la Asamblea legislativa de la Ciudad de México por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Saliendo al paso de las críticas que ha generado la propuesta que despenalizaría el aborto en esta ciudad, una decena de organizaciones, junto con legisladores de la izquierda, anunciaron el domingo «que se dará batalla» a las posiciones opositoras.
«Que lo entienda la derecha, no se pueden seguir metiendo en decisiones que le atañen sólo a las mujeres; los abortos clandestinos existen y por eso estamos a favor de la vida de las mujeres que fallecen en salas (quirúrgicas) sin medidas higiénicas», apuntó Leticia Quezada, presidenta de la Comisión de equidad de la Asamblea capitalina, dominada por la izquierda.
La Iglesia católica y el gubernamental Partido Acción Nacional (PAN, derecha) manifestaron la semana pasada su oposición al proyecto que modificaría el Código penal de la ciudad, excluyendo las sanciones a la interrupción del embarazo.
La iniciativa, adelantaron las legisladoras, «estará aprobada el próximo 11 de abril», pero antes se organizarán marchas de apoyo y acciones informativas en toda la ciudad.
Ante las manifestaciones públicas que rechazan el proyecto, los colectivos de «la sociedad civil respaldan y apoyan a los diputados» de la Ciudad de México, quienes «han recibido amenazas de los conservadores y de la Iglesia», dijo a su vez María Consuelo Mejía, directora de la organización Católicas por el derecho a decidir.
En uno de los países con mayor número de católicos en el mundo, el Episcopado mexicano advirtió a los diputados que si se aprobara la iniciativa serían excomulgados, al igual que las mujeres que interrumpan su embarazo.
Sin embargo, «hay una gran distancia entre las posturas morales de la Iglesia católica y la práctica real de los creyentes en México, lo que dice la jerarquía no corresponde a lo que la mayoría de católicos piensa», comentó Mejía.
A su vez, más de 3 mil personas realizaron el domingo una peregrinación a la basílica de la virgen de Guadalupe, el templo católico más importante del país, en oposición al proyecto de ley.
En el recinto religioso, los manifestantes escucharon una misa ofrecida por el cardenal mexicano Norberto Rivera, quien se pronunció «porque los gobiernos y los cuerpos legislativos protejan la vida del ser humano, aún de los no nacidos».
El prelado católico, quien estuvo acompañado del arzobispo Atenágoras de la Iglesia ortodoxa griega, afirmó que el aborto «no es un problema de fe», pues «la ciencia moderna ha demostrado hasta la saciedad que el embrión humano es un ser humano como cualquiera de nosotros».
El sábado, el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, presidente del Pontificio Consejo para la Familia de El Vaticano, reiteró la posición de la Iglesia católica en torno al aborto, al participar en un congreso organizado por el grupo conservador Provida.
Según cálculos del gubernamental Consejo nacional de Población, cada año se practican en México alrededor de 102 mil abortos clandestinos, aunque las Organizaciones No Gubernamentales elevan la cifra a 500 mil.
«Por lo menos cuatro mujeres fallecen a diario en este país por abortos mal practicados, la iniciativa no obliga a que las mujeres aborten, solo impide que mueran quienes toman esa decisión», afirmó la feminista Teresa Vale.