Deficiente conmemoración del Oxlajuj B`aktun en Guatemala


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Iniciando 2013 extiendo un fuerte abrazo a los lectores y el reconocimiento a los directivos de La Hora, porque permiten difundir mis ideas. Hoy destaco el desperdiciado momento que tuvo Guatemala ante el mundo, lamentablemente, por una deficiente conmemoración del Oxlajuj B`aktun, el 21 de diciembre.

Ramiro Mac Donald


Fui testigo del interés que despertó este acontecimiento en Kaminal Juyú, puesto que varios miles de personas acudimos, en la madrugada, a esperar las primeras luces de aquel momento histórico. El lugar estaba literalmente tomado por una multitud, a quienes no se nos ofreció explicación alguna, así como tampoco ninguna participación en la conmemoración. Fuimos simples testigos mudos de este suceso especial para la cultura de varios pueblos originarios de esta parte del mundo. Nos sentimos excluidos, seguramente por la ignorancia que padecemos (lo acepto). Pero tampoco hubo quién se tomara la molestia de hacer una descripción afortunada de toda la simbología de aquel rito cósmico (esperar el primer rayo de luz), el paso entre las tinieblas hacia la claridad, en una fecha tan relevante. Nadie explicó nada, vivimos un caos organizacional, al grado de poner en riesgo los vestigios de aquel centro. Se mezcló la ignorancia con el atrevimiento… y la ineficiencia.

Es más, los testigos incultos fuimos en extremo abusivos, accionando toda clase de dispositivos electrónicos (desde teléfonos celulares, hasta sofisticadas cámaras fotográficas y de  video) para capturar imágenes de los guías espirituales mayas, sin solicitar su autorización, pues estaban realizando un ritual que merecía nuestra admiración. En lugar de una actitud respetuosa, parecía que asistiéramos a un “show”… y no a un acto de trascendencia mística. Pero fueron las propias autoridades que se encargaron de folklorizar el momento, en lugar de otorgarle el verdadero sentido y razón de ser para los pueblos mayas.

Después, estuve en Quiriguá (para admirar sus maravillosas estelas) donde la fecha tampoco tuvo una relevancia adecuada. No llegó el ballet que habían prometido y otras expresiones de proyección cultural auténticas se quedaron en promesas. Al final de cuentas: desilusión y tristeza, como en otras regiones de Guatemala. En tanto, es pertinente evaluar lo acontecido en Tikal ese día, tras la fracasada convocatoria del Presidente Otto Pérez  a los gobernantes del mundo, pues solo vino la mandataria tica y el cantante Chayane. Esa mañana, durante varias horas, estuve frente al televisor sintonizando los reportes desde los lugares más relevantes de la cultura maya, pero mi sensación fue de total desconsuelo; no vi nada relevante ni digno de tomarse en cuenta, aunque rescatable el esfuerzo de los medios nacionales.
Fue una fecha histórica que nos colocó en un deslucido y decepcionante escenario universal y el actual gobierno desaprovechó dicho momento para proyectar una imagen adecuada, científica, seria de la civilización Maya, de la cual –posiblemente– solo se circularon algunas imágenes (unas caricaturizadas) de las variadas y ricas expresiones mayas. La conmemoración fue un verdadero fiasco. Pudieron más las hipótesis fatalistas (que se iba a acabar el mundo) y hasta un operador telefónico lo convirtió en centro de su irreverente mensaje publicitario, sin que nadie lo sancionara por semejante broma ¡Inconveniente! El concepto clave y determinante que los Mayas –hace milenios– habían logrado extraordinaria exactitud en la medición del tiempo cósmico, con cálculos astronómicos y matemáticos sin parangón en la historia científica de la humanidad, se quedó en nada;  todo fue superfluo. La civilización Maya se volvió a quedar en oscuridad para el mundo…y Guatemala extraviada (como siempre) por la incapacidad de dar a conocer su potencial científico, cultural…espiritual.

Durante los últimos días del 2012, la identidad Maya fue un elemento acartonado, falseado (hasta ridiculizado) más que un auténtico valor universal. La profundidad de su cosmovisión quedará esperando mejores intérpretes. Pocos salieron beneficiados y no a quienes meritoriamente les correspondía.