Defensores de los manglares enfrentan serias amenazas


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El 80 por ciento de los mariscos, camarones, crustáceos y pescado que se consume en los restaurantes de primera categorí­a y en el hogar, proviene de una comunidad de manglar en Latinoamérica; quienes se encargan de proteger y conservar esos ecosistemas se encuentran amenazados por los grupos de criminales y los poderes paralelos.

GUATEMALA Agencia CERIGUA

México presenta una grave problemática con el manglar, especialmente en la costa del Pací­fico central, pues se pierde anualmente el 2 por ciento de ese ecosistema, según estimaciones de la Comisión Nacional de Biodiversidad; aún quedan 770 mil hectáreas.

Ecuador ha perdido el 75 por ciento de sus manglares debido a la proliferación de transnacionales camaroneras, que por cada persona que contratan desplazan a otras 100, impiden a los pueblos originarios hacer uso de sus recursos naturales y atentan contra las economí­as familiares.

Las principales causas que amenazan la conservación de los manglares en el continente son el turismo de alto impacto, la acuicultura, el avance de la frontera agrí­cola, la minerí­a y la construcción de represas para el funcionamiento de hidroeléctricas o para el riego.

Las y los pescadores artesanales, así­ como las y los defensores de esos ecosistemas, se deben luchar constantemente contra esas factores para preservar sus medios de vida, sus formas de desarrollo y sus economí­as, dijo a Cerigua Esperanza Salazar, Secretaria Ejecutiva de la Red Manglar México.

Sin embargo, una de las situaciones más preocupantes es el incremento de la presencia de los grupos del crimen organizado en esas zonas y la criminalización de las luchas sociales por parte de los gobiernos; en los últimos meses se han registrado varios asesinatos en las costas de Colombia y Ecuador, aseguró Salazar.

Los sistemas de justicia desligan sus responsabilidades en las investigaciones, al asegurar que las o los defensores pertenecí­an a esas redes criminales, enfatizó la entrevistada.

Es importante que cada vez haya mayor conciencia de la sociedad latinoamericana, sobre defender la conservación no sólo del ecosistema, sino crear redes de alerta de ese tipo de situaciones para crear las condiciones básicas de quienes laboran y promueven las sustentabilidad de los manglares.

Se ha convertido en una constante cultural, sentarse a la mesa y comer un buen pescado o unos camarones y crear todo un ambiente de disfrute y diversión familiar o entre amigos, pero es fundamental que las personas conozcan las implicaciones que conlleva, concluyó Salazar.