Defensa


Rosana Montoya, A-1 397908, rosana.montoya@yahoo.com

En la defensa de los derechos, de todos, todos los ciudadanos, no solo de los delincuentes, desearí­amos conservar vigentes estas reglas de los derechos del hombre. Entonces me pregunto, por qué fueron masacrados en forma tan siniestra los centroamericanos en territorio mexicano.  Podrí­a adjudicársele, a las nuevas reglas, que imperan dentro de los cárteles de la droga; el sí­mbolo territorial, marcado con sangre, igual que los criterios de la mafia italiana, donde los mensajes, eran o son, claros y concisos; la trasgresión territorial, es la muerte inmediata.  Parece ser que el Presidente, hizo un viaje ex profeso, para pedir responsabilidades al Presidente mexicano, no se comunicó a la población guatemalteca, el resultado de dicha conferencia, solo se publicó una fotografí­a, en la que ambos presidentes, se muestran distendidos, relajados; no denota, ninguna alteración de parte del guatemalteco.  La continua migración de personas, en busca de trabajo a paí­ses extranjeros, Estados Unidos de América, en concreto; se debe a la falta de trabajo y oportunidades en tierra propia, por eso dejan familia, seres queridos, comal y tortilla, en busca de un trabajo que les permita seguir subsistiendo, con honradez, antes de formar parte del ejército de la droga. Lejos de ser el clima polí­tico, propicio para continuar en la patria, el presidente, ha cerrado las oportunidades de trabajo, con la desestabilización y desorden creado por él y su naranja.  Donde los guatemaltecos carecemos de todos los servicios obligatorios en un gobierno democráticamente electo.  Retornaron a la patria, los cuerpos inertes de los campesinos que se atrevieron a soñar con un destino diferente, el Presidente, les proporcionó un regreso, digno de militares muertos en combate, con los galardones colgados en la guerrera, a pesar de jamás haber pisado el cuartel, como voluntarios. El primer mandatario, no sabe, no entiende, tampoco es obligación, pero, para eso tiene a Chabelo, para que lo oriente en las reglas básicas del ejercicio del Ejército, ahora no me sorprende que los soldados se dediquen a repartidores de bolsas, porque nadie defiende el honor, de los cadetes.