Los groenlandeses acudían hoy a las urnas para pronunciarse sobre un régimen de autonomía ampliada que abre el camino a su independencia total de Dinamarca, que ejerce su soberanía sobre esa isla estratégica del írtico desde hace casi tres siglos.

Unos 39 mil groenlandeses estaban convocados a las urnas hoy, en unos comicios en los que según los institutos de sondeo el 61% votará «sí» a un plan de autonomía ampliada, negociado con Dinamarca.
Si gana el «sí», el gobierno local groenlandés asumirá el control de las materias primas de la isla, que según expertos internacionales posee abundantes yacimientos de petróleo y gas, además de oro, diamantes y uranio.
El deshielo en esta región ártica, debida al cambio climático, haría la zona más accesible para la exploración en el futuro.
Los países que rodean el Océano írtico -Canadá, Dinamarca, Noruega, Rusia y Estados Unidos- están ya lanzados en una competición por una región rica en materias primas. Pero Groenlandia, que de momento vive esencialmente de la pesca, no quiere quedarse sin su parte.
Una comisión conjunta danesa y groenlandesa, encargada de estudiar las competencias transferibles al gobierno local y cuyas conclusiones han servido de base al referéndum, ha propuesto que «los ingresos de actividades relativas a materias primas sean distribuidos a Groenlandia».
Oficialmente, el referéndum no es vinculante, pero el gobierno local ha prometido respetar el resultado, incluso si éste resulta contrario a la ampliación del régimen de autonomía de que goza Groenlandia desde 1979.
En caso de victoria del «sí», el nuevo estatuto entraría en efecto el 21 de junio de 2009.
El jefe del gobierno local, Hans Enoksen, destacó en una entrevista de radio en los últimos días de campaña que el referéndum «no es sobre la independencia».
«Alcanzar un acuerdo sobre la autodeterminación es el único camino», dijo, añadiendo que espera que la isla logre la independencia en un futuro no muy lejano.
La mayor isla del mundo, con 2,1 millones de kilómetros cuadrados y una población de 57 mil habitantes (entre ellos 50 mil inuit y 7 mil daneses de la metrópoli) ocupa una posición estratégica en el írtico, entre Europa y Estados Unidos. Además acoge una base radar estadounidense en Thule, en el noroeste.
El nuevo régimen de autonomía reconocería también a los groenlandeses como pueblo, según el derecho internacional.