Cuando se hace un análisis a nivel micro de la economía de mercado, todo se puede reducir a la toma de decisiones, gustos y preferencias, de los agentes que participan en el sistema –familias, empresas y gobierno–. Es por lo anterior que, quiero dedicar esta columna a describir y explicar, por qué los anteriores aspectos son influyentes, y hasta cierto punto determinan las situaciones que se viven en nuestro país.
Es imprescindible tener claro, que los agentes poseen una frontera de consumo, misma que está limitada por los ingresos que puedan generar. Entonces, bajo dichas circunstancias, estos tendrán que tomar decisiones, las que a su vez estarán condicionadas por sus gustos y preferencias.
Podríamos empezar por las decisiones más comunes que deben tomar las familias, y estas por lo general se limitan a opciones de consumo, entre las que pueden destacarse situaciones que van desde las cotidianas, como consumir carne de pollo o de cerdo, hasta algunas otras con efectos de largo plazo como lo es adquirir una casa o comprar un carro. Por su parte, las empresas casi siempre viven en la incertidumbre de ampliar o no su capacidad instalada, y por último, pero no menos importante, se encuentran las decisiones gubernamentales, que son de interés común, pues sus recursos provienen de los contribuyentes.
En esta ocasión limitaré mi análisis a las decisiones familiares, o dicho en otras palabras, a los gustos y preferencias de los individuos que habitan en Guatemala. Creo firmemente, que los consumidores con sus preferencias han sobrevalorado en algunos casos los bienes y servicios que se brindan, y en otras situaciones los han degradado. Un clásico ejemplo de estos escenarios es el que se plantea en la siguiente interrogante: ¿por qué el salario de un jugador de futbol es mayor que el de un profesor de matemática? Y para esto, la respuesta es simple: porque los guatemaltecos prefieren pagar por un partido de futbol y no por una clase de matemática.
Siguiendo en esta misma dinámica, se podrían plantear los hipotéticos escenarios siguientes: ¿por qué se usa el Estadio Nacional para un concierto musical y en cambio para un taller enfocado en mejorar las habilidades de lectura se utiliza un pequeño salón?, ¿por qué los individuos tienen asegurado su vehículo y no poseen seguro personal? Por último, y debo aclarar que esta pregunta me parece que no tendrían que existir, pero en nuestro país es frecuente que ocurra esta situación: ¿por qué muchas personas asignan mayor cantidad de recursos al pago del servicio de telefonía en vez de invertirlo en su adecuada alimentación? Como anteriormente se hizo, aquí también la respuesta es simple, porque los consumidores prefieren pagar por un concierto musical, por la seguridad de su vehículo y por el servicio de telefonía, que por mejorar sus habilidades de lectura o por su correcta alimentación.
No faltará alguien que debata esto, con el argumento que en Guatemala no se aplica porque gran parte de la población no tiene ni para el sustento mínimo, y es válida esta postura, sin embargo, este espacio lo dedico a esas personas que sí tienen la posibilidad de elegir y tomar decisiones en base a sus gustos y preferencias.
En fin, como se dice por ahí “cada quien es libre”, pero es lamentable que las personas que tienen la capacidad de tomar decisiones, no asignen sus recursos en beneficio de la construcción de un mejor país, en donde la calidad de vida del individuo sea lo primordial. Sin duda, que al analizar esto confirmo que la publicidad ha triunfado sobre la razón, pero, nunca debe perderse la esperanza de que algún día la educación de las masas cambie esta realidad.