Decisiones ciudadanas y el civismo


Estamos a menos de dos años de tomar la decisión más importante dentro del campo del civismo guatemalteco, como es la elección de un nuevo gobernante.

Carlos Aldana Villanueva, OCG

Para ser exactos, faltan 721 dí­as para estar en una de las fiestas cí­vicas de mayor importancia para la vida democrática de toda nación libre como desearí­amos para nuestro paí­s. Y es que si recordamos la historia polí­tica reciente, los últimos presidentes han necesitado llegar a la segunda vuelta electoral para consolidar el poder.

Y fueron Vinicio Cerezo y ílvaro Arzú quienes después de interesantes campañas electorales y de sortear las últimas facetas de un conflicto armado interno, que de no haberse extendido en tiempo, espacio y en intereses espurios Guatemala y sus habitantes no hubieran asistido a uno de los procesos de negociación de paz sin sustancia y visión, donde la población entera y sus generaciones estuvieron a punto de sepultar su futuro.

Se afirma lo anterior, porque a pesar de la ligereza con la que se condujo el proceso de paz en toda su extensión al no prever todas las amenazas que hoy tenemos, afortunadamente dentro de dos años tendrí­amos una segunda oportunidad, ya no, como metodologí­a de acuerdo de paz, pero sí­ con expectativas para un futuro mejor.

Al parecer, ante las nuevas elecciones y cuando nos encontramos nuevamente ante otro conflicto de alta envergadura (inseguridad y violencia) de varias cabezas, con oposición al Estado y a la sociedad, sin disposición a negociar y acrecentando vertiginosamente los peligros en contra de nuestra existencia misma. Lo mejor que podrí­a pasarnos es que elijamos bien para no fallar.

De no actuar inteligentemente con civismo para saber elegir en las próximas elecciones del 2011 como última opción para salir del atolladero, nos representarí­a perder la oportunidad de respirar y remar hacia el lado correcto de la mano con un gobierno que actúe de una vez por todas con responsabilidad y consecuente con esa aspiración de la población de vivir en paz, libertad, justicia y seguridad.

La pregunta es, cómo y a quién darle esa misión de «salvatage» nacional. La respuesta es muy sencilla; todos los que hemos bregado en estos últimos años de inseguridad, falta de valores sociales, corrupción, clientelismo y falta de visión por una Guatemala mejor; podrí­amos definir el perfil de dirección que nuestro paí­s necesita: un gobernante y un equipo de trabajo con un perfil de Estado, comprometido con el paí­s y dispuesto a administrar la nación bajo un nuevo pacto social que represente ese verdadero acuerdo de paz con reconciliación nacional que todaví­a no hemos encontrado. Este es el reto que todos tenemos de actuar responsablemente con civismo y amor por el paí­s.