Decepción y desengaño, Postuladoras y Congreso II de II


La población guatemalteca salió ganando en este proceso eleccionario, porque se implementaron mecanismos de denuncia y depuración pública, lo cual es un buen principio para que en las futuras elecciones dentro de cinco años, se implementen, conformen, instituyan de una forma más clara y enérgica en cuanto a la calificación de los candidatos.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

La Presidencia de la República, fue la gran perdedora; porque fue evidenciada como la institución pública motivadora de arreglos y componendas secretas para seleccionar abogad@s correligionari@s comprometid@s con la futura desestimación de cargos en defensa de los hoy ocupantes transitorios del poder.

El Congreso de la República, con su abyecta conducta, no sorprendió a la población; ya se sabí­a de antemano que en este paí­s obedecerí­an las ordenes de quienes los patrocinaron; en esto incluyo a la «oposición» quien al «hacerse la brocha» desalojando el hemiciclo contribuyó «Â¿voluntariamente»? de manera directa a que se eligiera a personas con tacha para ejercer puestos que requieren personas intachables.

Pero… la mayor responsabilidad, sin duda alguna, es de las Comisiones Postuladoras, integradas por personas comprometidas con los partidos polí­ticos, porque no supieron o no quisieron arriesgarse a trabajar con la verdad y de forma clara, como se los pidió la población. Los multimillonarios intereses representados en la mayorí­a de los integrantes de las Comisiones Postuladoras estaban asegurados desde la integración de dichas comisiones.

Fue un gran honor para algunos ciudadanos honestos haber integrado las Comisiones Postuladoras, pues lo hicieron de buena fe, sin saber que ya estaba predestinada la conformación de la lista de candidatos «oficiales»; much@s abogad@s participantes fueron burlados, no se les calificó de manera honesta y prevalecieron, reitero, los intereses oficiales.

Las contundentes declaraciones del Licenciado Villatoro evidenciaron a la clase polí­tica como lo que son: mentirosos, viles, arteros y aprovechados de las circunstancias para garantizarse futura impunidad e inmunidad. En un futuro cercano, se dejará de abordar este tema y la memoria histórica de la población se encargará de echar al olvido este capí­tulo de la vida.

La lección ha sido muy buena; a la población nos dejó el mensaje de mejorar la endeble organización que hasta ahora existe en manos de quienes se autodenominan «sociedad civil»; además de averiguar, conocer, investigar y comprobar la vida de quienes se presentan como inmaculados candidatos para ejercer justicia en Guatemala y resultan ser una verdadera escoria social.