Decepción por baja aceite de palma


La caí­da de los precios del aceite de palma desalienta a los agricultores.


La crisis económica mundial y la caí­da de los precios del crudo derrumbaron el coste del aceite de palma, provocando una profunda preocupación entre los pequeños agricultores del sureste asiático, a veces obligados a dejar que sus cosechas se pudran.

El derrumbe de los precios de esta materia prima de múltiple uso, desde la alimentación hasta los biocombustibles pasando por los cosméticos, ha sido brutal.

Así­, la tonelada que en marzo valí­a 4.486 ringgit o dólar malasio (1,24 dólares estadounidenses) se hundió a 1.500 ringgit, una cotización que subió un poco en los últimos dí­as.

Este descenso está vinculado en parte a la caí­da de los precios del crudo, que redujo el atractivo del aceite de palma como biocarburante.

Según el viceresponsable del ministerio malasio de Materias Primas, Kohilan Pillay, los precios actuales están cerca de los costes de producción para los productores independientes en Indonesia y Malasia, dos paí­ses que producen el 85% del aceite de palma mundial.

«Hay agricultores al borde de la quiebra», advirtió hace poco Yulman Hadi, un diputado de la provincia indonesia de Sumatra oeste, instando a los poderes públicos a adoptar medidas urgentes.

La misma preocupación reina en la provincia malasia de Sabah, en la isla de Borneo, donde «en el campo, las familias están sufriendo desde hace dos meses», constató el diputado Bung Mojtar Radin.

Los agricultores independientes producen un tercio del aceite de palma de Malasia y un cuarto del que se produce en Indonesia.

En cambio, para las grandes plantaciones, la situación es menos preocupante pues «pueden soportar que los precios bajen a mil ringgits la tonelada», explicó Pillay.

En muchos casos, esas grandes plantaciones tienen los molinos de aceite y están en buena posición para privilegiar su producción en detrimento de los pequeños productores.

Malasia e Indonesia anunciaron medidas para adaptarse a la caí­da de la demanda y de los precios y prevén favorecer el reemplazo de palmeras de más de 25 años, lo que deberí­a contribuir a reducir la producción malasia en 10% en 2009.

Kuala Lumpur quiere reducir las tasas a la importación de fertilizantes y, además, decidió que en los próximos meses todos los vehí­culos del gobierno empezarán a funcionar con biocarburantes, lo que podrí­a suponer el consumo de hasta un millón de toneladas de aceite de palma, según Buddhika Piyasena, de la agencia de notación financiera Fitch Ratings.

Pero a corto plazo, esas medidas podrí­an ser insuficientes, pues según expertos del CLSA Asia-Pacific Markets, los precios caerán por debajo de los mil ringgits (280 dólares) por tonelada en 2009.

Los ecologistas ponen en tela de juicio el auge que en los últimos años ha adquirido el aceite de palma pues sostienen que esas plantaciones destruyen bosques tropicales, poniendo a especies animales en peligro de extinción y contribuyendo al calentamiento del planeta.