Debilidad del Estado guatemalteco desvelada por Estados Unidos (II de II)


Por ser importantes los cables aludidos transcribo su contenido: Los cables indican que «un alto mando local les explicó que existen 43 pasos de frontera denominados «pasos ciegos» donde grandes camiones cruzan fácilmente sin ser detectados. De los ocho pasos fronterizos oficiales, solo cuatro están controlados por oficiales migratorios. «La falta de recursos en Playa Grande», concluye el informe, «es alarmante».

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

En la zona fronteriza de Cobán, «Lo que está ocurriendo allí­ es tí­pico de muchas áreas rurales de Guatemala. Las fuentes nos dicen que la policí­a de Cobán es corrupta y está relacionada con los traficantes, y a veces, incluso, les proporcionan escolta. Algunos jueces y fiscales están demasiado asustados para hacer bien su trabajo. Otros están ligados a los traficantes. Aduciendo que la seguridad no es de su competencia, la mayorí­a hace la vista gorda a la violencia del narco en las calles de Cobán (…). Ya no es el lugar pací­fico que era hace un año y medio…». La culpa, según los diplomáticos de EE.UU, la tiene el cartel mexicano de Los Zetas, formado por ex militares, que ha desplazado a la zona a un centenar de sus sicarios. «Están comprando tierra para formar un corredor hacia la frontera de México. Se han reunido con los productores locales de palmera africana para decirles qué tierras pueden comprar y cuáles no». Según los despachos enviados a Washington por la embajada en Guatemala, un buen puñado de sicarios mexicanos se estableció en dos barrios populares de Cobán, El Esfuerzo-1 y El Esfuerzo-2, muy cerca del aeropuerto. Las autoridades locales de Migración les estaban ayudando a obtener pasaportes guatemaltecos. Una fuente local informó a los enviados norteamericanos que «los Zetas usan libremente el aeropuerto, incluso en horas diurnas». Otro de los cables relata una visita al departamento de San Marcos, el comandante de un pequeño destacamento naval que roza el esperpento, «Declaró que él tení­a dos pequeños barcos para patrullar 125 millas de costa, incluyendo cuatro desembocaduras de rí­o a menudo utilizadas por los contrabandistas. Añadió que actualmente tení­a 130 galones de gasolina y como mucho recibí­a 50 galones cada dos meses. Dijo que con sus recursos limitados su unidad solo podí­a patrullar una vez a la semana…». Y que, para evitarlo, «sólo disponí­a de dos vehí­culos y 70 hombres». El resto de su personal, unos 370 hombres, estaban desplegados en la zona montañosa para intentar erradicar la amapola. Otro contacto les confesó la existencia de «por lo menos 72 pasos ilegales para cruzar el rí­o Suchiate; y como corolario, cuando la delegación norteamericana visitó uno de los pasos ilegales «Varias balsas estaban llevando inmigrantes a México y trayendo mercancí­as de contrabando a Guatemala. Los contrabandistas no parecí­an preocupados por la presencia de los militares de Guatemala. Varios ofrecieron llevar a la delegación al otro lado del rí­o por un dólar por persona…».