Debate sobre la inmigración sacude a Estados Unidos


El significado de la estatua de la libertad cambia para los migrantes, en el marco de una nueva legislación. AFP PHOTO / Files / TIMOTHY A. CLARY

Desde un tour en barco, la Estatua de la Libertad luce hoy tan acogedora dando la bienvenida a los nuevos inmigrantes como hace un siglo.


Pero la figura de la estatua y su inscripción «Dadme a vuestros rendidos, a vuestros pobres, vuestras masas hacinadas anhelando respirar en libertad» es leí­da con ironí­a por dos pasajeros, Yeni Benitez y Felipe Ramí­rez.

Bení­tez, recién llegada desde Colombia, y su marido Ramí­rez, conocen en carne propia las tensiones que sacuden a Estados Unidos a causa de la nueva ley migratoria de Arizona contra la inmigración ilegal.

Ramí­rez, de 28 años, ya es ciudadano norteamericano pero dijo que le llevó casi un año y «cientos de trámites burocráticos» traer a su esposa al paí­s, donde finalmente llegó el martes por el aeropuerto de LaGuardia.

«La ironí­a de esa estatua», dijo mirando al monumento, «es que esos rendidos y esos pobres justamente son los que no quieren que vengan».

Si los nuevos controles aplicados en Arizona se extendiesen, los extranjeros padecerán aún mayores problemas.

La nueva ley firmada por la gobernadora Jan Brewer la semana pasada criminaliza a los inmigrantes indocumentados y da a la policí­a el poder de detener a la gente bajo la sospecha de haber ingresado ilegalmente.

Brewer dijo que ello fortalecerá las leyes existentes en Arizona y protegerá a ese Estado contra las bandas de narcotraficantes mexicanas que operan en la zona fronteriza del suroeste.

Pero la ley instantáneamente desencadenó un debate a nivel nacional sobre la inmigración, tema considerado como uno de los pilares de la construcción del paí­s.

En momentos en que Republicanos y Demócratas ya están amargamente enfrentados de cara a las elecciones de mitad de mandato, previstas en noviembre, el debate rápidamente se volvió acalorado.

Un editorialista del sitio Huffington Post acusó a Arizona de querer «despertar los fantasmas de un neo-esclavismo», mientras que los partidarios de la nueva ley rechazan las crí­ticas que los tildan de oportunistas.

«Aca hay mucho cinismo: no de parte de los votantes exasperados de Arizona, sino de los intereses locales polí­ticos, religiosos, ideológicos y étnicos que están a la caza de nuevos electores», escribe el conservador National Review.

El presidente Barack Obama hizo comentarios más matizados, al referirse a un problema creciente de la inmigración ilegal, pero deplorando el efecto «divisionista» de la ley.

Algunas de las principales crí­ticas provinieron de Nueva York, que ha sido un imán inmigratorio y donde un 60% de los residentes nacieron en el extranjero o son hijos de extranjeros.

Un grupo de latinos miembros de la Asamblea estatal dijeron que quieren encadenarse a la muralla que en algunos sectores marca la frontera entre Estados Unidos y México.

«Queremos arriesgar nuestras vidas por la gente de Arizona y otros inmigrantes del paí­s», dijo el cineasta local Felipe Ortiz al sitio Cityhallnews.com.

Nancy Foner, profesora de sociologí­a del Hunter College de New York, dijo que Estados Unidos siempre tuvo una historia de amor y odio con los inmigrantes.

«Por un lado, Estados Unidos ha dado la bienvenida a los inmigrantes de muchas formas, pero por otro tenemos una historia de nacionalismo y xenofobia», agregó. «Los inmigrantes no siempre fueron recibidos con los brazos abiertos».

Las olas migratorias regularmente produjeron reacciones adversas, ya sea contra los europeos del sur y el este, en los años 1920, o actualmente contra los latinoamericanos.

«Siempre hay temores raciales», dijo Foner. «Con los irlandeses era el sentimiento anticatólico, mientras que los judí­os y los italianos eran vistos como inferiores», agregó. Una encuesta reveló que un 70% de los norteamericanos apoyan la nueva ley de Arizona.