La conferencia de la FAO para América Latina y el Caribe se abre hoy en Brasilia bajo el impacto del aumento de los precios de los alimentos y cuestionamientos a los biocombustibles que Brasil se propone difundir mundialmente.
Brasil, segundo productor mundial de etanol detrás de Estados Unidos, advierte con inquietud las críticas a los biocombustibles defendidos con vigor por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien abrirá las deliberaciones ante delegados de 32 países.
Brasil prevé producir en 2008 unos 20 mil millones de litros de etanol de caña de azúcar que están esencialmente destinados a su mercado doméstico. Todos los automóviles fabricados desde 2003 -unos 5 millones de vehículos- funcionan indistintamente con gasolina o etanol, que es más barato y menos contaminante.
Empero los biocombustibles están siendo señalados como uno de los responsables de la vertiginosa suba de los precios de los alimentos que está castigando a los países pobres.
Gemmo Lodesani, director adjunto del Programa Alimentario Mundial, afirmó el miércoles que «la demanda más fuerte de biocombsutibles» es, junto a los cambios climáticos y la especulación, una de las causas del aumento de los precios, según declaró al diario francés Le Parisien/ Aujourd»hui.
Según informes de la prensa brasileña no confirmados por la presidencia, Lula se propone denunciar al lobby petrolero como el impulsor de la campaña contra los biocombustibles y rechazar los nexos entre los biocombutibles y la carestía de los alimentos.
El ministro brasileño de Agricultura, Reinhold Stephanes, ya dio el martes el tono al declarar que «es falso decir que la producción de alcohol (combustible) perjudicará a la producción de alimentos».
Subrayó que Brasil desarrolla desde hace 30 años su producción de biocombustibles y es una potencia agrícola.
Un documento técnico de la conferencia señala que la producción de biocombustibles debe tener en cuenta el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria.
«En el diseño de políticas públicas para la producción de biocombustibles, es prioritario tener en cuenta la dimensión del derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria de la población, principalmente de los sectores sociales más vulnerables», señala ese texto divulgado por la cancillería brasileña.
La 30ª conferencia regional de la FAO discutirá hasta el viernes en Brasilia recomendaciones para que los más pobres accedan a productos básicos en América Latina y el Caribe; una región que es exportadora neta de productos agrícolas pero está castigada por enormes desigualdades sociales.
«No debería haber ningún hambriento en América Latina, una región que produce 40% más alimentos de lo necesario para abastecer a su población y, sin embargo, seguimos con 50 millones de subnutridos», dijo el representante de la FAO para América Latina y el Caribe, el brasileño José Graziano.
La preocupación en América Latina no es una falta de alimentos, ya que la producción no ha parado de crecer. «El peligro es que (con la escalada de precios) más gente no tenga acceso a alimentos básicos y se deteriore el nivel de consumo y de nutrición», sostuvo el director de Políticas de la FAO en Latinoamérica, el ecuatoriano Fernando Soto.
La producción de biocombustibles debe tener en cuenta el derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria de los pueblos, afirman los 33 países latinoamericanos y caribeños asistentes a la Conferencia Regional de la FAO que se celebra en Brasil.
«Es prioritario tener en cuenta la dimensión del derecho a la alimentación y la seguridad alimentaria de la población, principalmente de los sectores sociales más vulnerables, en el diseño de políticas públicas sobre la producción de biocombustibles», señala el documento del comité técnico de la conferencia tras tres días de reuniones.
Ese comité lo integran los representantes de los 33 estados latinoamericanos y caribeños reunidos desde el lunes. La Conferencia concluye el viernes y debía ser inaugurada oficialmente el miércoles por el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y el director general de la FAO, Jacques Diouf.
Los representantes de los 33 países analizaron los efectos de los biocombustibles «sobre la seguridad alimentaria, el medio ambiente y la economía de los pequeños agricultores» y otorgaron a la FAO un papel en el asunto, «apoyando el mapeamiento de la capacidad bioenergética de cada país», señala el documento divulgado por la cancillería brasileña.
El tema de los biocombustibles divide opiniones en la región y se convirtió en un asunto polémico en esta Conferencia; realizada en el actual contexto de alza de los precios mundiales de los cereales, el otro gran asunto que concentra las atenciones de los representantes.
Varios países critican el uso de productos alimentarios para generar bioenergía, por considerar que atenta a la seguridad alimentaria, el precio de los alimentos y aún al medio ambiente.
«Hasta que no haya seguridad alimentaria en la región, difícilmente podamos pensar en otro uso para los alimentos», dijo Gerardo Rojas, viceministro de Desarrollo Rural de Venezuela, país que con Cuba y Bolivia han sido más críticos con los biocombustibles.
Brasil, sede de la conferencia, es, con Estados Unidos, el mayor productor mundial de bioetanol. A diferencia de Estados Unidos que produce etanol con maíz (que ha subido enormemente de precio), los brasileños defienden que su producción está exenta de esos problemas porque su etanol es generado con caña de azúcar, y el país no ha dejado de ser un gigantesco productor y exportador de alimentos.
Varias ONG de pequeños productores rurales de toda la región pidieron a la Conferencia de la FAO una «moratoria» en la producción de biocombustibles en América Latina, para garantizar el derecho a la alimentación de los pueblos.
«Es un tema mundial de debate, porque tiene implicaciones en el área de energía, en el medio ambiente y la agricultura», destacó a la AFP Guilherme Schuetz, oficial de agroindustria de la FAO y coordinador del grupo de bioenergía.
«El mundo precisa de una estrategia internacional de bioenergía que considere las necesidades de las poblaciones más vulnerables», afirmó el director general de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, en un articulo publicado en Brasil el domingo.
«La tendencia de usar commodities agrícolas para producir biocombustibles surgió con la promesa de mitigar el cambio climático, pero trajo incertidumbre debido a los riesgos para la seguridad alimentaria», señaló.
El tema será llevado a una Conferencia de Alto Nivel convocada en junio por la FAO, en Roma, donde serán analizados asuntos como la seguridad alimentaria, cambio climático y bioenergía.