DEBATE INDíGENA


DESDE LA REDACCIí“N

Los indí­genas de América tienen el desafí­o de proponer alternativas al modelo neoliberal que critican, y por ello una de sus inquietudes en la Cumbre continental que se desarrolla al sur del Perú es buscar el respaldo de organizaciones progresistas para potenciar su poder polí­tico.


Los debates en las mesas de trabajo giran en la condena severa contra las empresas transnacionales, acusadas de arrebatar los territorios de los nativos, pero las propuestas incluyen matices que van desde la expulsión de esas empresas hasta la eventual negociación con las mismas.

«Una situación de confrontación con las transnacionales podrí­a tener efectos negativos y podrí­a generar niveles de fuerte represión contra el movimiento indí­gena americano», opinó la antropóloga social italiana Bárbara Trentavizi, de la Universidad de Roma, experta en temas indí­genas y observadora del evento.

La experta estimó que la cumbre indí­gena, que concluye mañana, debe acordar fortalecer las organizaciones indí­genas para articular sus demandas y además «buscar alianzas con organizaciones progresistas internacionales de occidente» que defienden la cosmovisión de los nativos.

Desde anteriores cumbres indí­genas -añadió- las organizaciones nativas han comenzado a aprovechar los acuerdos a favor de ellas adoptados por entidades internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que defiende la consulta previa a los indí­genas para que las transnacionales extraigan recursos de sus tierras.

Pero esas normas internacionales, pese a que han sido suscritas por los gobiernos, sobre todo latinoamericanos, no se cumplen, lo que genera desaliento y recelo en los indí­genas, generando un natural repudio a las transnacionales, añadió Trentavizi.

En esa perspectiva Luis Fernando Arias, lí­der de la mayor organización indí­gena de Colombia, dijo «fuera las transnacionales de los territorios indí­genas porque han depredado nuestros territorios».

Arias es conciente de que su postura significa «un nivel de confrontación, no sólo con las transnacionales, sino con los Estados que de alguna manera coadyuvan a que esas empresas se apropien de los recursos de nuestros territorios».

«Es una pelea de largo aliento que no es fácil y que no vamos a lograr con una declaratoria de esta cumbre sino que va a necesitar de la convocatoria de pueblos y de masas con movilizaciones para reivindicar nuestros derechos», advirtió.

Una opinión distinta expresó la lí­der guatemalteca Matilde de León, quien declaró que se podrí­a llegar a acuerdos y permitir a esas empresas cierto nivel de actividad «siempre que aporten con dinero para el desarrollo de sus comunidades y de los paí­ses, preservando el medio ambiente».

«Pero sucede que las transnacionales se quieren llevar todas nuestras riquezas y se niegan a dejar un centavo en Guatemala; lo que queremos es que trabajen pero que haya un equilibrio y una defensa de nuestra identidad», anotó.

La idea de la concertación no es bien vista por el lí­der colombiano «porque esas empresas siempre han jugado de mala fe y han generado impactos irreversibles y han acelerado la extinción de los indí­genas».

No obstante, Arias aclaró que no se opone a los procesos de desarrollo a condición de que «eso no signifique la destrucción de la naturaleza y el genocidio de los pueblos».

«En la medida en que se desarrolle la consulta previa a los indí­genas y se actúe de buena voluntad, creo que se puede avanzar en una concertación, que no la descarto», estimó.

Arias precisó que desgraciadamente los indí­genas siempre han sido traicionados por las transnacionales y los Estados.

«Pero es claro que cuando se den proyectos que vayan a atentar contra la vida de un pueblo y que destruyan el medio ambiente por supuesto, diremos que no», refirió.

A la IV Cumbre Continental de Pueblos Indí­genas de América en Puno, fronteriza con Bolivia, asisten unos 5 mil delegados de las tres Américas en Puno. La misma concluye el domingo.

POR REYNALDO MUí‘OZ

AFP