Hace algunos días atrás recibí una comunicación por medio de la cual se me invitaba a escribir de manera regular en Diario La Hora. Debo confesar que la invitación me sorprendió, no sólo porque no es común tener este espacio en un medio escrito para un político en plena función, sino también porque se me abrió, antes de lo que pensaba, una oportunidad que añoraba.
Diputado Unionista
Aceptar la invitación, no fue fácil. Muchas preguntas me embargaron, desde la famosa del ¿Qué dirán? Hasta aquella sobre si podré cumplir, pasando por cómo será ahora la atención a columnas de Opinión frente a las cientos de opciones de información actuales.
Considero que no muchos recordarán a los editorialistas y columnistas de opinión del primer quinquenio de la década de 1990, aunque algunos de ellos siguen vigentes, la mayoría ya no está. Yo era de ellos, de quienes tenían un espacio habitual en la sección editorial de Siglo Veintiuno y como editor del Suplemento Económico PULSO, pude expresarme libremente sobre temas de cultura, economía, política, desarrollo y otros tantos temas más.
Hoy, gracias al Consejo Editorial y a los Directores de Diario La Hora, retomo, de manera habitual, a un espacio de Opinión que deseaba volver.
Gracias a la compilación que mi padre, Mariano Rayo Ovalle, me regaló, he vuelto a leer muchos de los artículos que escribí desde 1991. De esta compilación, elegantemente empastada en varios tomos, quisiera recuperar algunos de los pasajes del último artículo escrito en diciembre del año 1995, el cual se titula Tiempos de Cambio.
«Durante tres años se me ha permitido trasladar con libertad, sin prejuicios y en respeto pleno a la competencia de ideas, conceptos y propuestas dirigidos a incidir en los centros de toma de decisión política y conducción nacional, con el único fin de encauzar los destinos de nuestro país por los senderos de un desarrollo equitativo, humano, socialmente tolerable y justo, económicamente eficiente y eficaz, ambientalmente sostenible y políticamente sustentable.»
«Fácil podría resultar seguir escribiendo y dar opiniones por medio de este espacio, pero llega el momento en que la pluma no es suficiente y las letras se quedan cortas. Escribir se convierte en una droga, analizar los hechos en un vicio y proponer soluciones viables en una demanda, por ello resulta más difícil trascender del papel a la realidad».
Han pasado 15 años desde las anteriores palabras, y la realidad ha sido más de lo que cualquier artículo pudo haber previsto o soportado. La experiencia se ha acumulado, se cometieron errores, se alcanzaron triunfos. Ha habido tristezas decepciones y frustraciones, pero también glorias y triunfos. Todo lo anterior deber servir para algo, y hoy entiendo que servirá para escribir.
De vuelta al ruedo se llama este primer artículo, de regreso al círculo de privilegiados quienes pueden manifestar con palabras escritas sus pensamientos y ver impresas sus ideas.
De todas las preguntas que me hice, hubo una que me fue fácil contestar: ¿Habrá temas sobre qué escribir? Claro que los hay, y sobre ellos iniciaré la semana próxima.