Después de cuatro años de obstaculizar constantemente los planes del gobierno de la UNE, el PP ha alcanzado el gobierno, para lo cual se vio obligado a ofrecer “programas socialesâ€. La segunda vuelta dio la victoria a Otto Pérez y Roxana Baldetti. Pese a los esfuerzos que algunos hicimos para impedir este triunfo, el 53.7% de los electores aceptaron cerrar los ojos al pasado, presente y posible futuro del PP, particularmente la población capitalina, que marcó la diferencia.
Destaco que esos votos no representan la mayoría de los ciudadanos del país. En ese 53.7% no estamos los migrantes, a quienes se nos negó el voto. De haberlo tenido y de haber votado todos los que votamos en septiembre (556,950 ciudadanos no llegaron a la segunda vuelta), el PP no hubiese tenido la más mínima posibilidad de ganar. Menos si los votos nulos o en blanco (183,134) no se hubiesen desperdiciado. Así, quienes votaron a favor de Pérez – 2.3 millones—fueron apenas el 31.3% de los ciudadanos con derecho al voto. Claramente, el exgeneral no tiene el mandato de la mayoría de nuestra población.
Su gobierno no será fácil, por propias limitaciones y por los obstáculos que otras fuerzas políticas opondrán. A Pérez le tocará gobernar con un Congreso desfavorable (57 diputados son PP, y quizás sume diez más, de un total de 158), con lo cual le puede ocurrir lo mismo que él hizo frente a Colom: que se dificulte que los proyectos del Ejecutivo sean aprobados. Pero pronto puede también encontrarse con el movimiento social volcado a las calles para oponerse a proyectos arbitrarios. Sabemos que se dispone a pagar la inmensa deuda económica de la campaña a sus amigos financistas; pero el pueblo no está dispuesto a que se siga hipotecando el país, se afecte a la clase trabajadora y los pueblos indígenas y se siga privilegiando a capitalistas nacionales y extranjeros.
Algunas declaraciones iniciales han sido realmente desatinadas, como la de indicar que sacará a los kaibiles a las calles del país, olvidándose que fueron entrenados como “mensajeros de la muerte†y no como policías; deben desaparecer, porque su propósito fue contrainsurgente y ya no existe insurgencia. Y los soldados, con sus oficiales al frente, deben irse a las fronteras a cuidar la seguridad exterior, incluida la penetración de los Zetas. La seguridad interna debe estar en manos de una Policía más profesional, mejor pagada y totalmente depurada. Para preocupación adicional, acabo de leer la propuesta del PP sobre el tema de la migración (apareció después del 6 de noviembre). Queda claro que Pérez debe buscar con urgencia gente calificada que lo ayude a entender el fenómeno migratorio y las obligaciones del Estado. La propuesta (un pasquín de 24 páginas con estadísticas de hace 5 años y conceptos de hace 10) no hace mención del freno de las deportaciones, el TPS, los cobros indebidos a las remesas, la reforma migratoria justa y humana en los Estados Unidos, el tratamiento de los migrantes de paso por Guatemala, la reforma de la Ley del Conamigua y, mucho menos, el derecho humano de elegir y ser electos en el extranjero. Espero que aprendan lo necesario de acá al 14 de enero de 2012; en todo caso, como sucedió con el gobierno de Colom, con o sin el apoyo del Estado, los migrantes seguiremos nuestras luchas.